ENCUENTROS CON JOSÉ LUIS BENLLOCH.- (II PARTE)

“Vuelvo con ambición, pero es un sentimiento íntimo para encontrar nuevos registros”

José Luis Benlloch
jueves 02 de marzo de 2017

I PARTE.- Ferrera: “No tengo preocupación, mi único reto es volver a sentir el latido de una plaza”

VÍDEO DE FERRERA TOREANDO EN EL CAMPO

Fotos: ARJONA

Vuelvo sobre esa incertidumbre que dice le acompaña estos días. ¿Te apunta a ti o a la acogida que te puedan dispensar?

-Sobre la acogida no tengo dudas. Sin estar este tiempo me he sentido muy acogido. Por muchas personas, por muchos aficionados, por gente que me tiene afecto y cariño. Ha sido un trato además muy general que me fortalece.

Eso se ha sentido hoy mismo en cuanto ha aparecido en escena. Todo son parabienes, se siente el afecto y el reconocimiento. Y anoche, en un bar, en cuanto asomó le reconocieron y hay que ver qué orgullosa estaba la gente de tenerle cerca. Y eso no miente, ni es una encuesta política, es un buen termómetro que siempre fue fiable.

-Mis sensaciones actuales, esas inquietudes, no se distinguen mucho de las que puede sentir cualquier torero al comenzar una temporada. Es una combinación de ilusión, de motivaciones y también de expectación por ver cómo van saliendo las cosas y de qué manera.

Ferrera comenzó a torear de nuevo en el campo a mediados de noviembre. Hasta ese momento estuvo en el más absoluto ayuno a excepción de algún pellizquito en la vaca de algún amigo, de alguna probatura espontánea alguna tarde de campo sin pensarlo mucho y sin permiso y siempre con la mano izquierda, claro.

-La derecha he estado casi dos años sin usarla.

-¿Te has sentido muy extraño al volver?

-Más que extraño me sentí tímido. Eran dos años viviendo en torero pero sin ejercer de torero, así que al volver a los tentaderos con sus exigencias… sentí esa timidez.

“Yo no creo que vaya a ser otro torero, pero circunstancias como las que he vivido te ayudan a madurar, a percibir y desarrollarte de una forma distinta a como sucede cuando estás en la vorágine del día a día. Eso puede influirte, pero soy el mismo torero, claro”

-¿Exigencias dices?

-Sí, para mí un tentadero las tiene, claro, las de experimentar, las de probar, las de rebuscar en mi sentimiento. Por eso, al principio, sentí esa sensación de timidez, no sabía cómo iba a reaccionar mi cuerpo.

-Es una nueva experiencia.

-En este último tramo todo está siendo muy bonito. Renacer como torero desde la base, desde el campo, con los ganaderos, desde la intimidad, con los compañeros, con los amigos que te respaldan… la verdad es que está siendo bonito.

-Casi dos años apartado de los ruedos se pueden valorar como un retiro y algunos grandes en su vuelta fueron otros toreros, más depurados, de más sosiego, mejores…

-Yo no creo que vaya a ser otro torero, pero circunstancias como las que he vivido te ayudan a madurar, a percibir, a desarrollarte desde dentro de una forma distinta a como sucede cuando estás en activo y en la vorágine del día a día una temporada tras otra. Y eso puede influirte, pero soy el mismo torero, claro.

-Lo vamos a ver pronto. En Olivenza.

-Esos son los planes. Es una plaza y una gente muy vinculada a mi carrera. Hemos mantenido un sentimiento mutuo de mucho cariño. Desde niño ha sido así. Es un orgullo.

-Ese amor patrio ahora lo tienes que compartir mucho.

-Siempre hubo grandes toreros. Recuerda a Juan Mora, a Luis Reina… Ahora mismo en ese aspecto la salud de Extremadura, en toreros, en plazas, en ganaderías, es fantástica.

-Igual has tenido que ceder cariños a favor de otros compañeros.

-Qué va. Hay cariño para todos. Los mismos que nos quieren a unos admiran a los otros. Que haya quien sea más partidario de unos que de otros, es bonito. Te diría que es esencial para que haya vida. La gente es muy generosa y tiene capacidad para dar cariño y respeto a todos independientemente de que puedan seguir más a unos que a otros. En Extremadura todos nos sentimos muy respetados.

LA MARCA VICTORINO

-El ascenso que se celebra este año, tu alternativa, fue con victorinos.

-Ha sido una ganadería que marcó mucho mi carrera. Al revés también ha sucedido. Los toreros también marcan a las ganaderías y en mi caso ha sido una influencia de ida y vuelta. Hemos tenido encuentros importantes para las dos partes.

-En esta nueva etapa igual tienes el propósito de darle un giro a la agenda de ganaderías. Me refiero a eso que dicen en muchas ocasiones los toreros de cuidar el toro.

-Más que cuidar el toro lo que quiero es que cada vez que me vista de torero delante de un público, el toro tenga las condiciones que permitan alcanzar los niveles que busco. Y los toros de Victorino entran dentro de esas condiciones.

-En realidad han estado muy ligados a tus pasajes más brillantes. La alternativa, los seis toros de Badajoz, las últimas ferias de Abril…

-Sí, sí. Lograr la conjunción con esos toros en un marco como el de la Maestranza es inolvidable, algo único. También hay triunfos grandes con otros encastes. Con un núñez de Carriquirri abrí la puerta grande de Madrid, por ejemplo. Siempre nadé en las aguas del toro con interés y matices. Mi carrera la forjé en los dos palos, con todo tipo de encastes y me gustaría seguir en esa simbiosis. Dando siempre importancia al toro.

“Siempre nadé en las aguas del toro con interés y matices. Mi carrera la forjé en los dos palos, con todo tipo de encastes y me gustaría seguir en esa simbiosis. Dando importancia al toro”

-El accidente llegó en un momento dulce. Los públicos y la prensa saboreaban con fruición a un Ferrera al que habían redescubierto y hasta se decía que era otro Ferrera.

-Era un momento artísticamente muy evolutivo. Dentro de mi concepto y de mi forma que siempre fue el mismo, en ese momento estaba percibiendo y transmitiendo mi fondo de torero de una manera muy sentida, muy libre y muy natural y eso se valoró.

-¿Eso es un proceso pensado, planeado, la consecuencia de decirte quiero cambiar o es algo que te lo encontraste?

-Eso es un camino que se recorre. Una posibilidad que acompaña a todos los artistas. Yo diría que es el desarrollo de una semilla que llevamos dentro y queremos que crezca. Sucede en todas las artes y en el toreo, por la esencia misma de éste, por suceder en tiempo real, por lo imprevisible, por el riesgo que le acompaña, adquiere mayor importancia.

-Ya.

-Es evolución. El artista tiene que penetrar en los entresijos de su sentir, de su manera de ver el toreo en este caso, para después expresarlo. El tiempo, las circunstancias, el reconocerte, el conducir esos sentimientos por los caminos adecuados para que transmita verdad, da pie a esa evolución positiva.

“Victorino ha sido una ganadería que marcó mucho mi carrera. Al revés también sucede, los toreros también marcan a las ganaderías y en mi caso ha sido una influencia de ida y vuelta. Hemos tenido encuentros importantes para las dos partes”

-Todo eso tiene, entiendo, un aspecto comercial, hay que ofrecer novedades al público.

-Sobre todo es ambición artística. Luego, que lo acepten y lo valoren es muy importante porque eso te permitirá seguir creciendo. Seguir desarrollándome es un estímulo muy importante, me hace sentir muy bien.

-¿Has maldecido muchas veces aquella tarde de Muro?

-No. De verdad. Uno entiende que cuando se viste de torero, aunque tengas una técnica, a pesar de los sentimientos y las ilusiones que pongas en juego, estás abierto a la imprevisibilidad en todos los campos. Significa que estás expuesto a todos los riesgos. Esa es una de las raíces que le dan credibilidad al toreo. Eso lo tengo asumido y por eso mismo no he pensado mucho en esa tarde ni creo que haya sido más negativa de lo que fue.

-Entiendo que no eres muy supersticioso.

-No lo soy. He aprendido a no serlo. Para alcanzar la sensación de dominio de ti mismo y después ejercerlo en la plaza, los componentes exteriores son importantes y hay que controlarlos, pero uno debe defenderse de los pequeños detalles que no tienen influencia pero te pueden llegar a marcar mucho.

Antonio recuerda con toda naturalidad la cogida. Sucedió al entrar a matar, me dice. La espada dio en una banderilla, resbaló y al faltarle el apoyo cayó sin tiempo a soltar la espada con la mala fortuna que al apoyar en el suelo se produjo la fractura del radio por encima de la muñeca. Fue una sensación nueva y la mar de frustrante. Muy dolorosa, recuerda. Quiso entrar a matar de nuevo con la izquierda pero ni siquiera podía aguantar la muleta con la derecha. En ese mismo momento comenzó un peregrinar de casi dos años en búsqueda de una curación que se alargó y se alargó. Aquel calvario comienza a ser un mal recuerdo y ya ha matado algún toro a puerta cerrada.

“El percance me llegó en un momento artísticamente muy evolutivo. Dentro de mi concepto, en ese momento estaba transmitiendo mi fondo de torero de una manera muy sentida, muy libre y muy natural”

-¿Y?

-Bien. Sin problemas.

-Antes, en la tertulia, he escuchado un número estremecedor que se refería a las cornadas que has recibido. Un número muy alto, no quiero ni mentarlo, sólo quería preguntarte si ha valido la pena.

-Seguro. Cuando uno pone en juego su alma y su vida siempre vale la pena, siempre tiene un sentido, de lo contrario sería de necios. Esa parte tan dura y dolorosa del toreo que he sufrido para mí siempre tuvo un porqué y la acepté.

-¿Nunca dijiste si lo sé no vengo?

-Nunca, porque si lo hubiese pensado una sola vez seguramente no estaríamos haciendo esta entrevista.

-Ves tu momento, compruebas el reconocimiento que existe hacia ti y parece un camino de rosas, pero siempre no fue así. ¿Nunca te sentiste defraudado?

-No especialmente. Hay momentos en los que esperas que las cosas vengan de una manera y vienen de otra, pero defraudado nunca me sentí. A lo mejor dolido sí.

-¿Y hay compañerismo bueno en el toreo?

-Sí, también.

-¿Qué pesa más, la competencia o el compañerismo?

-La rivalidad es esencial en el toreo, pero se tiene que producir con grandeza, con amplitud de miras. Los estímulos son muy importantes. Si un torero triunfa, si una tarde se desborda su tauromaquia y tú vas por detrás, eso estimula tus sentidos. Si sientes ese aguijonazo, el éxito ajeno te puede hacer grande. La rivalidad artística te hace mejorar y en esa dinámica el público, como testigo principal, sale ganando.

“Más que cuidar el toro, lo que quiero es que cada vez que me vista de torero el toro tenga las condiciones que permitan alcanzar los niveles que busco. Y los toros de Victorino entran dentro de esas condiciones”

-¿Te miran ahora con mejores ojos que antes?

-Más comprendido o menos, yo siempre me sentí bien mirado. La comprensión ha dependido de las circunstancias y de las etapas por las que he pasado, pero siempre noté que la gente me miraba con buen aire y eso despeja mucho el camino.

Asegura que se ha hecho ropa nueva para la temporada, aunque no suelta prenda de posibles cambios, ni siquiera dónde estrenará. “No lo sé, cada vestido tendrá su porqué y su tiempo, pero no sé más”, se reafirma hermético en sus propósitos y establece diferencias de cuando iba al sastre y se encargaba este y aquel otro y el de más allá sin más. Quiere, dice, que todo tenga un sentido, paladear todas las pequeñas cuestiones que no trascienden al público, ir al sastre, elegir color, detenerse en los detalles, ir a un tentadero, las tertulias con los ganaderos, con los compañeros…

-Está siendo como un renacimiento.

-En la placita te hemos visto hacer cosas nuevas y bonitas.

-No sé si llamarlas así. Si las expresas con sinceridad y gusta serán bonitas, si no…

-Después de muchos años de ir cada uno por un lado, parece que Fandi y tú vais a volver a encontraros en la plaza.

-Por mí encantado. Con David viví una etapa de nuestras vidas muy bonita. Éramos muy jóvenes y las cosas se desarrollaron entonces como se desarrollaron pero bueno… Yo estaría encantado de volver a torear con David y con cualquier torero que banderillee, tal y como siempre hice en mi carrera. Ese modelo de cartel de banderilleros es algo que mamé desde niño viendo a grandes maestros.

-¿Entonces sin problemas, sin condiciones?

-Sólo una. Que le pongan cariño. A los toreros banderilleros siempre se les trató con cierta desconsideración. No les dieron la importancia que merecen unos artistas que le ponen un plus más a la lidia y todo bajo un concepto de máxima exposición. Que se recupere ese cartel depende de los empresarios y de los otros toreros.

“¿Que soy incómodo?… Los grandes quieren estar con los grandes. Eso les estimula y después de la trayectoria que he recorrido les puedo servir de estímulo”

-¿Hubo alguna diferencia personal con Fandi para dejar de coincidir?

-Lo que pudo haber pasado hace algún tiempo lo hablamos los dos y todo quedó claro. David es un hombre encantador y yo le tengo mucho afecto, como me sucede con los otros compañeros. Estoy dispuesto a torear con todos.

-Artísticamente se te puede considerar un torero incómodo y a las figuras igual no les apetecen esas situaciones.

-No creo que sea así. Los grandes al final quieren estar con los grandes. Eso les estimula y después de la trayectoria que he recorrido les puedo servir de estímulo. ¿No crees?…

-¿Vuelves muy retador?

-Retador no. Vuelvo, simplemente. Y lo hago con ambición. Pero es un sentimiento personal, algo íntimo. Mi reto es ser yo. Encontrar nuevos registros dentro de mí y poder expresarlos en el ruedo. Los compañeros me estimulan. Otros factores, otros personajes más allá de eso, ahora mismo no me interesan.

-Insisto en el reto.

-Y yo insisto en que el reto es conmigo mismo. Eso es la consecuencia de una forma de estar en el toreo y en la vida.

-Se agradece la forma pues.

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