Cuando finalice el serial de San Isidro, la siguiente prueba de fuego para la torería andante serán los Sanfermines de Pamplona, la única plaza de España que tiene premio seguro para los toreros que triunfan en ella porque, indefectiblemente y de manera tradicional, son colocados en los carteles del año siguiente. Esa condición la hace apetecible, sobre todo para los toreros en pleno proceso de crecimiento, pero también suele ser tabla de salvación para los postergados que pugnan por abrirse paso en el bosque de dificultades que ha sido siempre el mercado taurino, y que por varias razones hoy es más intrincado que nunca.
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