En este país tan voluble aparecen décadas que marcan la historia. Historia política, historia musical, historia económica, historia taurina. Se habla cuando las cosas van bien de “la década prodigiosa” y ese “¡qué tiempo tan feliz!”, que a la postre es pasado, se rememora con nostalgia. En el toreo ha habido décadas gloriosas, inolvidables y otras de bajo tono. Ahora no estamos solos. Ahora no estamos mal. Hay toreros interesantes, otros que serían figuras en cualquier tiempo, maestros veteranos, jóvenes en plenitud y otros que están escalando por méritos propios. No es mal panorama.
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