Tras cuajar al quinto toro de la tarde, el último de su vida torera, llegó el momento. López Chaves, en los medios, con la rodilla derecha sobre la arena, se cortó la coleta. En realidad lo hizo su hijo mayor, quien de forma simbólica ponía punto final a la trayectoria en los ruedos de su padre. La plaza de La Glorieta estalló en gritos de ¡torero, torero! Fue el momento más bonito de una tarda cargada de emotividad. Acaba una etapa para el torero charro. Suerte en la nueva, Domingo.