Con algo más de treinta años ha llevado a cabo una trayectoria similar a la de otros muchos. De lucha y de sacrificio, como es esta profesión. Antonio Santana Claros -sobrino de Curro Claros, matador de toros- conoce ya lo que es dejar una buena impresión en Madrid, incluyendo una cornada grave cuando ya venía de un percance cervical que por cosas de los milagros no le hizo quedar inválido. Recuerdo haberlo visto por primera vez en las novilladas de la Fundación Toro de Lidia en Sanlúcar de Barrameda estando yo acompañado por el gran profesional Manolo Luque. Cuando Santana se abrió de capa nos quedamos petrificados, mirándonos sorprendidos y diciendo sin decir: ¡vaya lances!, !qué barbaridad! El torero habla y no se cansa del valor de la Fundación del Toro de Lidia y deja claro, como su apellido, que sin el trabajo de ésta ni él ni muchos hubieran toreado de novilleros.
Su trayectoria continuó como todos, toreando poco pero en plazas de primera como el caso de su tierra, Málaga y Sevilla, donde dejó la mejor impresión. La alternativa fue tildada de sorpresa porque sustituía a Cayetano, herido en Socuéllamos, sorpresa y lujo porque le acompañaban Morante y Juan Ortega. La única oreja de la tarde fue para él. Eso fue el pasado año y tomó el camino de América para en la segunda corrida de matador conseguir el Escapulario de Recuay y firmar varios contratos en Perú y Méjico. Estos países han sido su refugio, su consolidación con indulto y escapularios como para montar una capilla.
Ahora llega la lucha total, no hay que desilusionarse por ver como ejemplo que un compañero como David de Miranda, triunfando en Madrid y cortando dos orejas en Sevilla, no ha toreado casi nada, no hay que tirar la toalla por ver como otro compañero, Jarocho, con éxito en Las Ventas, apenas está en los carteles… no no hay que hacerlo, pero manda cojones.
¿Cómo es su toreo?… no ha inventado nada, el de siempre, el clásico, sin retorcimientos, natural, con ese toreo han triunfado dos grandes como Juan Ortega y Pablo Aguado. Es cierto que hoy por hoy todos o casi todos torean perfectos pero cuando aparece uno que lo hace con severa naturalidad hay que apostar por él. Santana Claros… naturalmente.