Todavía en plena y feliz resaca del festival de Vistalegre, los focos de la actualidad han virado hacia las primeras ferias y en ese territorio sigue mandando Valencia y sus Fallas. Desde el puesto de mando aseguran que no hay novedades en las contrataciones, solo planes, estrategia y prudencia, lo que en realidad hay que traducir en que estamos en una expectante espera a que el oráculo hable, en este caso Roca Rey. No hay que extrañarse ni mucho menos rasgarse las vestiduras, que lo primero es lo primero y por mucha carga de romanticismo que queramos que acompañe al toreo, por mucho que se teorice en redes y cenáculos (a mí me encantan los cenáculos), lo primero es la taquilla, sin taquilla ya se sabe que no hay paraíso y en esos menesteres el peruano es el amo por designio popular. En esas cuestiones no hay capricho, manda el que mande el público, así que por mucho que exista la tentación desde los mentados cenáculos de condenar el sistema la realidad es la que es, en el peor de los casos una dictadura (o casi) sustentada en los referéndums diarios de la taquilla, y en ese territorio a día de hoy, insisto, el amo es él, como en otros tiempos fueron Manolete, Benítez, Jesulín o JT, dicho sea a voleo y sin ánimo de comparar estilos ni ortodoxias, no se me apresuren a rasgarse las vestiduras.
Por todo ello y por más, compás de espera a que Rocarey diga quiero una, quiero dos, este día o aquel, con este sí o prefiero con aquel otro… y después de eso con Ponce en posición de merecido descanso y Morante en periodo de convalecencia, vía libre con un objetivo clave, que el resultado final, ahí entra el tino y criterio del empresario, el conjunto sea del gusto de los clientes y esté, eso es obligatorio, a la altura de la categoría de la plaza y su historia. Pues eso, a la espera estamos/están de que Roca, él quiere que le llamen Roca Rey, hable. Tic-tac, tic-tac… las Fallas, al fondo.
GANADERÍAS
Lo que sí están decididas y no es poco en tiempo de tanta escasez (y más para fechas del año tan tempranas) son las ganaderías que se lidiarán entre las que la principal novedad será la presencia de los santacolomas de La Quinta, una obra maestra de rescate y restauración de un estilo de bravura al que las modas parecía haber aniquilado. En realidad, su presencia en Fallas se podría considerar el debut de la nueva versión de tan acrisolado encaste, el de la familia Conradi, solo falta que la autoridad entienda que los santacolomas por muy actualizados que estén no tienen que ver con otros encastes y menos con las exigencias que ella/ellos pretenden. Otras divisas que se anunciarán son: El Parralejo, Jandilla, Victoriano del Río, Juan Pedro Domecq y Puerto de San Lorenzo, mientras que Fuente Ymbro lidiará en una de las novilladas.
Colocado Roca, asegurada la presencia de los otros ases de la baraja, cuestión que no debe ofrecer mayores dificultades dada la predisposición general a estar en feria de tanta trascendencia, esta edición de las Fallas 2025 ofrece la posibilidad de incorporar jóvenes aspirantes con méritos e interés. Una tropa de jóvenes guerreros con posibilidades de darnos eso que tanto se ansia: renovación, rejuvenecimiento, presión a los mayores, interés, curiosidad…
JÓVENES
En ese sentido y teniendo en cuenta méritos y origen, hay una baraja de toreros como no ha habido los últimos años, cuyo lanzamiento haría mucho por revitalizar afición y compensar esfuerzos empresariales. A Nek Romero hay que darle la ocasión, se la ganó en su trayectoria de novillero y aunque la tarde de la alternativa no acabó de amarrar el gran triunfo que le lanzase, es acreedor de una nueva oportunidad en las alturas; Samuel Navalón, aunque más alejado del calor local, llega avalado por una triunfal alternativa en Albacete y una excelente tarde de confirmación en Madrid que le sitúa entre las grandes novedades del año; Alejandro Peñaranda, aunque no es de Valencia, tanto en esta plaza como en Madrid ha triunfado por todo lo alto y la proximidad cultural de su tierra, Iniesta, con Valencia y los precedentes toreros, ninguno de nuestros mayores olvida lo que significó su paisano Chicuelo II por estas latitudes, generan una sinergia muy interesante; y no sería justo olvidar al Niño de las Monjas que tuvo que desplazarse a Utiel para tomar la alternativa.
Todo ello me hace recordar unas Fallas legendarias, las de 1968, año de la gran remodelación de la plaza, aquel 10 de marzo tomó la alternativa Ricardo de Fabra, el tipo que rebosaba valencianía y valor por todos los poros; el día 14, segunda de feria, alternativa de Manolo Cortés, el sevillano que había adoptado Valencia desde su debut sin picadores con el nombre de Manolo Soto; y el día 15, presentación como matador de Miguel Márquez que había tomado la alternativa el día 10 en Málaga; los tres alternando con Aparicio, Diego Puerta, Ordóñez, Camino y Paquirri, por ese orden, y para cerrar la feria los tres juntos en un mismo cartel. Es una idea. Ahí lo dejo. Por cierto, la empresa de entonces, como ahora, también era la empresa de Madrid. Aquella temporada las Fallas tuvieron una extensión y una intensidad especial, este año en el que la temporada se ha acortado sería un gesto que las Fallas se extendiesen más allá de los mínimos.