Un buen encierro de la ganadería caucana de Paispamba se lidió en el largo y accidentado festejo en el que se corrió también un eral de Las Ventas del Espíritu Santo para el aspirante a novillero con caballos Cristian Restrepo. A los de Paispamba, Luis Miguel Ramírez les cortó tres orejas y salió a hombros con la rotundidad de un triunfo que lo perfila como la figura novilleril de la torería colombiana.
Fue en el cuarto, tras los percances de sus compañeros, y corrido el turno para permitir la pausa de Luis Miguel después de la presentación especial del joven aspirante Cristian Restrepo, cuando comenzó a consolidarse su triunfo. Desde la salida, la escasa fuerza del novillo condicionó la faena, pero Luis Miguel salió a triunfar y la entrega vino desde que se abrió de capa. Lleva tiempo en el oficio y esta tarde ante este novillo quedó claro que el tiempo no ha pasado en vano y que sabe aprovechar las oportunidades, que para los novilleros son escasas. Podrán no gustar algunas formas de su tauromaquia, pero el fondo es el de un torero que entiende las circunstancias y a Balín había que cuidarlo, llevarlo a media altura, y así lo hizo, y con ello tenía la primera conquista; después, ligar las series y templarlo era mérito aparte que si rubricaba con la espada merecía las dos orejas, y en esta tarde accidentada, el espadazo certero representó también el triunfo de la afición que aunque en escaso número, vino a respaldar el esfuerzo de la empresa Toro Vive. Dos orejas que lo proclamaron triunfador de la tarde.
Una más vendría en el sexto, sustituyendo a Arturo Cartagena. La faena fue ganando en intensidad, ligazón y temple. El novillo también fue a más, y de la falta de claridad en la embestida y la exigencia de llevarlo a media altura, pasó progresivamente al ritmo y la codicia, sacando el fondo que permitió a Luis Miguel las mejores series de la faena. Al natural toreó con gusto, y puso también algo de su sello personal de arrebato, valor y desparpajo, que a ojos del aficionado no es lo que más conecta, aunque sí lo hace con el público que viene a ver triunfar a los acartelados.
Perdió una oreja más del segundo al pinchar lo que el público hubiera premiado con un trofeo. Sobresaliente el quite por lopecinas que emocionó al público. La faena comenzó con el novillero controlando las distancias y consiguiendo series ligadas, después fue el novillo el que impuso sus condiciones. Pronto y codicioso, por momentos pareció tener más movilidad que el novillero y su velocidad de reacción. Final de faena tirando de recursos y oficio.
El mexicano Bruno Aloi debutó con la aprobación del público, que reconoció su clase. El que abrió plaza saltó al callejón y en todo momento anunció peligro tras el remate de los muletazos. No acudió con prontitud a los cites y el novillero expuso más de la cuenta, por lo que en la segunda serie resultó cogido pero por fortuna solo rompió la tela del vestido. Muy valiente Aloi, que aguantó parones, revueltas y las malas maneras del sentido del novillo. Indiscutible la disposición del novillero, que probó lo que estuvo a su alcance sin conseguir someter al novillo. Tal fue el mérito de lo realizado que el público lo sacó a saludar una ovación a pesar del fallo a espadas, en cuyo primer intento atravesó al toro, aunque lo hecho, hecho estaba.
Cuando todo parecía que Luis Miguel daría cierre al festejo, pues ya había sido anunciado hasta en las tablillas exhibidas al público, salió Aloi de la enfermería directo al burladero de matadores para cumplir con la lidia de su segundo ejemplar. Destacable la suavidad con que lanceó al novillo. Continuó la línea con la muleta, quietud, temple y compás. Las virtudes que puso Aloi no tuvieron reciprocidad en la acometida del novillo que se fue quedando sin arrestos para seguir la muleta del mexicano hasta rajarse. Falló con la espada y escuchó un aviso.
El tercero de la tarde resultó la única comparecencia de Arturo Cartagena en la feria de Cali. El novillo tuvo poca fuerza y no permitió el lucimiento del novillero en el inicio de faena. Tras la segunda serie, Cartagena se afirmó con algo más de decisión y el trasteo se vino arriba en la siguiente serie. Flor de un día, porque luego no mantuvo el sitio y se llevó una cornada en el gemelo izquierdo que lo mandó a la enfermería, obligando a Aloi como cabeza de cartel a matar al novillo. Lamentablemente el certero volapié llegó con el punto de tragedia al salir con un profundo corte en la mano derecha por el que Aloi tuvo que ser intervenido en la enfermería de la plaza.
Cali (Colombia), viernes 27 de diciembre de 2024. Novillos de Paispamba, encastados, de juego variado; y un eral de Las Ventas del Espíritu Santo, de buen comportamiento. Bruno Aloi, ovación con saludos y silencio tras aviso; Luis Miguel Ramírez, silencio, dos orejas y oreja en el que lidió por Arturo Cartagena; Arturo Cartagena, palmas en el único que lidió; el novillero sin picadores Cristian Restrepo, silencio. Saludó Jhon Jairo Suaza “Chiricuto” por su par al primero; ovacionada la vara de Luis Viloria al séptimo.