Este martes se cierra un año que a los valencianos nos ha traído mucho dolor. Entendemos que es hora de seguir remando para lograr borrar el rictus de tristeza que el fuego y el agua ha venido dibujando en el rostro de tantas gentes. El mundo del toro, tan pasional y tan solidario y a la vez tan injustamente tratado, está demostrando una vez más que no es ajeno a esa tarea de recuperar no solo la sonrisa perdida, sino la ilusión para conquistar de nuevo todos los sueños que se han ido quedando en el camino.
Si a raíz del drama del edificio en llamas de Campanar, el toreo visibilizó su dolor guardando minutos de silencio en los festejos que se celebraron a lo largo y ancho de la España taurina, con la tragedia provocada por la DANA, al dolor se ha sumado la generosidad, la solidaridad y el esfuerzo para ayudar a paliar tanta desgracia. Y no nos referimos sólo a los festejos celebrados para recaudar fondos, o a los que están por celebrarse, o a las donaciones hechas por empresarios, ganaderos o gentes del bou a carrer, sino a la presencia de muchos aficionados y toreros, casi siempre pasando desapercibidos, en las calles de los pueblos afectados ayudando a quitar barro.
Con ser todo ese esfuerzo ejemplar, todavía falta que el toreo valenciano, y aquí pongo en primer lugar a la Diputación, que es la propietaria y responsable final de cuanto sucede en la plaza, a la empresa que explota el coso, y como es lógico, a la afición, falta digo, que todos respondan con la organización de un evento que más allá de la recaudación económica, necesaria sí, proyecte la dimensión real de la tragedia y la solidaridad y apoyo que merecen las víctimas y sus familias, entendemos que la celebración de un festival al uso no es suficiente. Que semejante tragedia debe tener reconocimientos más allá de lo que pueda suceder en la arena. Debería ser una jornada global en la que el festejo taurino sea el cierre de la misma, en la que tendría que tener cabida forzosamente un homenaje a las víctimas, sin olvidarse de los voluntarios que con su abnegada entrega hicieron todo más llevadero. Y sería fundamental que no se demorase en el tiempo.