Como un niño con zapatos nuevos. De esa forma podría resumirse la temporada de El Tato. El aragonés, tras una década alejado de los ruedos, se enfundó de nuevo el terno con la necesidad de demostrarse a sí mismo que era capaz de retomar el camino que dejó atrás. Con ilusiones renovadas y sensaciones de antaño ha cuajado una temporada corta pero en la que ha vuelto a dar la cara.
PARA EL RECUERDO: “El instante antes de hacer el paseíllo en Málaga el día de la reaparición”
PARA EL OLVIDO: “Creo que ninguno. El resumen es positivo, he vivido intensamente la temporada”
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