La Revolera

A vueltas con José Tomás

Paco Mora
jueves 31 de enero de 2013

Un principio periodístico convertido en axioma dice que la noticia es sagrada y la opinión libre. Por lo que todo el mundo está legitimado para opinar según su leal saber y entender, y nadie…

Un principio periodístico convertido en axioma dice que la noticia es sagrada y la opinión libre. Por lo que todo el mundo está legitimado para opinar según su leal saber y entender, y nadie debe quedar excluido de ese derecho. Eso sí, dentro de las normas también sagradas del respeto, la educación y un mínimo conocimiento de lo que se habla o escribe. Hago este preámbulo porque ha bastado que salte la noticia de que José Tomás está en México viendo toros, para que se piense en la posibilidad de que el torero de Galapagar haga temporada en México y sobre todo reaparezca en Aguascalientes, plaza en la que sufrió el percance más grave de su vida, que estuvo a punto de quitarlo del toreo.

Todo eso está muy bien y es bueno que se hable y se especule sobre lo que ocurre o pueda ocurrir en el universo de los toros. Lo que no es de recibo es el tremendismo negativo, incluso adelantándose a la noticia, criticando las ganaderías que supuestamente ha elegido el matador. E incluso dictaminando cuales son las que más le convienen a su condición de ídolo consagrado en los dos continentes. Resulta hasta cierto punto malévolo, que se le recomiende torear en Madrid, Sevilla, Bilbao y Pamplona para lidiar las ganaderías más duras compitiendo con los toreros de postín en candelero, que por cierto tampoco las torean.

Claro que eso sería magnífico, a condición de que ni a él ni a los demás se les exigieran series de naturales con la mano baja a toros que se sabe muy bien que no lo permiten. Si esos aficionados tan críticos y toristas -y tan valientes con la barriga de los demás- están dispuestos a darse por satisfechos con faenas de aliño a funos que embisten con la cara por las nubes y desordenadamente, con fiereza que la mayoría de las veces es solo genio, bienvenido sea José Tomas a ese club. Pero se me antoja que además de lo poco recomendable que sería volver a la época de Lagartijo y Frascuelo, no es eso lo que esperan los buenos aficionados del serio y circunspecto torero. Una realidad se impone a todas las especulaciones: José Tomás es una máxima figura del toreo y poco o nada tiene que demostrar que no haya demostrado ya. Es un ídolo y los ídolos son lo que son porque tienen sello y acusada personalidad. Un torero cuya manera de expresarse en el ruedo puede gustar a unos e irritar a otros, pero al que no cabe empeñarse en dirigir desde el fanatismo, ni desde la ira a lo que es y significa hoy por hoy en el toreo.

Parece que José Tomas volverá a torear este año. Donde quiera y lo que quiera, a lo que tiene perfecto derecho mientras haya empresas que lo contraten. Por lo tanto, no le busquemos tres pies al gato y bienvenido sea. Ojalá hubiera tres o cuatro capaces de despertar el interés que él despierta.

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