Adolfo ya está aquí. Eso se nota. Y todo hace pensar que está para quedarse a poco que haya un mínimo de lógica en el misterioso mundo de los fenotipos, genotipos, genes y naturalmente de los despachos. Lo he comprobado los últimos días por diversas vías. Primero en esta misma casa, donde las visitas y la respuesta que ha tenido la entrevista/reportaje que le hice a Adolfo en Los Alijares me ha confirmado que interesa y gusta. Interés que va más allá de lo que era hasta ahora su territorio, por no decir abiertamente que afecta a varias primeras figuras que contemplan anunciarse este año con los grises de Los Alijares y advierte que la barrera toristas/figuras y demás tópicos se tambalea cuando las ganaderías están en su punto, que es tan artificial como simplista. Ese cambio de paisaje es de lo más lógico, los mentados grises embistieron el año pasado mucho y bien. Y no sólo las figuras, muchos de los compañeros de Adolfo, tan celosos ellos y tan dados a la desconsideración de lo ajeno, lo reconocen.
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