Adrián de Torres fue cogido hasta en dos ocasiones por el toro que abrió plaza. Tenía tendencia a vencerse por el pitón derecho y tras avisarle en las verónicas de recibo, fue cogido en un quite por chicuelinas, de manera aparatosa. Pudo continuar la lidia sin manifestar ningún gesto de dolor.
En la muleta, también le avisó en varias ocasiones, manteniendo en vilo al público. En la salida de una tanda, fue prendido. Ya en el suelo, en la refriega, los pitones le rozaron la cara y el pecho. Tremendo. Afortunadamente el toro no le empitonó.
Tras dar la vuelta al ruedo, pasó a la enfermería.
Fue atendido de un traumatismo en la rodilla izquierda y un traumatismo en el tobillo derecho, que no le impidieron salir a matar al cuarto de la tarde.