Sucedió en Lunel, en el quinto toro de la tarde del festejo celebrado el domingo en esta localidad francesa. Antonio Ferrera, inspirado tras cuajar a un toro de Núñez del Cuvillo al que se le concedió el indulto, “se vistió” de El Cordobés y emuló al gran Benítez en su suerte más popular: el salto de la rana. El extremeño hincó las rodillas en el suelo, pegó un brinco y enloqueció a las masas tal y como hacía el Quinto Califa del toreo en su época. ¡Un alboroto!