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Apuesta ejemplar y de futuro en Valencia

No es común encontrarse con un abono en plaza de primera con el foco de la apertura puesto tan directamente en el futuro. Dos novilladas con picadores mezclando lo más florido del escalafón con las promesas más destacadas de la cantera local. Ahí es nada. Y todo porque la Diputación a la hora de sacar los pliegos de arrendamiento tiene muy en cuenta cuestión tan vital como la de asegurar el futuro. También la tiene a la hora de dotar de medios a la Escuela de Tauromaquia. Llegar a programar una novillada sin picadores y tres clases prácticas con alumnos de casi todas las escuelas del orbe taurino, es consecuencia de una ideología que comenzó a cultivarse allá por los albores de los años ochenta cuando Monte Picayo, de la mano de mi compañero Pepe Luis Benlloch, puso en marcha aquello de “Picayo busca un torero”. Iniciativa que animó a hacer lo propio a la corporación provincial de aquella época poniendo en marcha la Escuela con la inestimable colaboración de la empresa Camará, Pedrés y Miranda que regentaba por aquellas fechas el coso de la calle de Xàtiva.

Desde entonces ha pasado mucho tiempo, pero en el recuerdo quedan tantas cosas dignas de rememorar que necesitaríamos mucho más espacio del que nos ofrece esta columna. Pero sí hay suficiente como para recordar que el primer director que tuvo nuestra Escuela de Tauromaquia fue el recordado Francisco Barrios “El Turia”, que contó como primer profesor nada más y nada menos que con el maestro Paco Honrubia, tipo con tanta personalidad y tanta magia en su toreo, que estamos seguros que todavía hoy en la arena del coliseo valenciano por momentos aparecen reflejos de su genio así como de la bonhomía de Graneret, de Antonio Vera o de Camiserito.

Aquella apuesta de la Diputación que ha tenido continuidad hasta nuestros días merece el adjetivo de muy ejemplar. La programación de estas Fallas son la prueba. Y en ello, además de la voluntad política que es justo reconocer, tiene buena parte de “culpa” la persona responsable de armar certámenes como el que hemos disfrutado. Así que ovación cerrada a unos y a otros.