Dos días, no hace tanto, por Atenas. Ni rastro de Aristóteles, el que escribió para la humanidad entera su Zoon Politikon, el ser humano civil, político, el capaz de organizarse y dar sentido al ser humano. Ni rastro de la demos / cracia, el poder organizado del pueblo, originario de esta ciudad que ahora pasa hambre: Atenas. En Grecia hay lamento y la meteorología social barrunta disturbios pues la desesperación no entiende de orden. Grecia no existe. Es un cubo de la basura del capitalismo bastardo de la banca especuladora y criminal, esa forma tan perversa de pervertir al buen capitalismo, del que soy partidario hasta las médulas. El de construir, trabajar, tener talento, ser justo. El de la poesía de Quevedo: todos nacemos con los mismos cueros.
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