El picador Aurelio Cruz, de la cuadrilla de Morante de la Puebla, se fue a la enfermería por su propio pie tras una fea caída del caballo cuando realizaba la suerte de varas al segundo toro de Alcurrucén en la primera de San Isidro. Cruz fue derribado cayendo al suelo de fea manera, siendo pisoteado por la cabalgadura y volteado por el astado. Muy dolorido, se retiró al callejón doliéndose de las costillas y dirigiéndose a la enfermería de Las Ventas.