Bibliografía:
AMAT, E: Historias del Museo, Avance Taurino, Valencia, 2005, p.66
AMAT, E. CABAÑÉS. F. Museo Taurino. 150 años de tauromaquia valenciana, Diputación de Valencia, Valencia, 2000, p. 15, 41
ANÓNIMO. Reseña histórica guía del visitante Museo Taurino, Imprenta Ortega, Valencia,1929, p.68; ed.1944, p. 60-61; ed. 1951, p.90
ANÓNIMO. Museo Taurino de Valencia, Imprenta Provincial de Valencia, Valencia,1970, nº 65
DELGADO, P: El color en el toreo, Al Quite Colección taurina, Diputación de Valencia, Valencia, 2003,p. 84.
SERRANO. M. Guía – Catálogo Museo Taurino, Diputación de Valencia, Valencia,1990, p.27
SOBRINO, V: Julio Aparici Fabrilo. Col. Los grandes Maestros del toreo valenciano, Diputación de Valencia, Valencia, 2000
Exposiciones:
De Seda y Oro. Un toque de distinción. Museo Taurino de Valencia, 2005.
Chaquetilla y chaleco grana, profusamente ornamentados con alamares y bordados en color oro con unos motivos similares a las granadas. Las mangas de la chaquetilla están unidas parcialmente con el cuerpo por medio de ojales y cordón para facilitar el movimiento en la ejecución de las suertes. Estas piezas fueron utilizadas por dos hermanos toreros Julio y Francisco Aparici Fabrilo.
Julio Aparici Fabrilo fue uno de los matadores valencianos de finales del siglo XIX más significativos. Desde que tomara la alternativa en la plaza de toros de Valencia el 14 de octubre de 1888, Julio destacó por su valentía y compartió cartel con matadores de la talla de Reverte, Guerrita, Espartero, Algabeño, Fuentes o Bombita. Julio Aparici, caracterizado por la elegancia de su indumentaria torera, llevaba esta chaquetilla y chaleco grana cuando murió a consecuencia de una cornada, mientras ejecutaba el tercio de banderillas, en la corrida celebrada el 27 de mayo de 1897 en la plaza de toros de Valencia. Su hermano Francisco tuvo una trayectoria breve como novillero. El 30 de abril de 1899 encontró la muerte en la misma plaza, llevando el mismo traje grana y oro que había utilizado su hermano dos años antes cuando perdió la vida.
La prensa taurina especializada se hizo eco del infortunio de los Fabrilo. La popularidad de Julio, su muerte en el ruedo y el desgraciado incidente acaecido dos años más tarde, con la desaparición de su hermano, supuso una gran conmoción para todos los aficionados en aquel momento.
(PPF)
Cuadro estadístico de las actuaciones de Vicente Barrera Cambra
Bibliografía:
AAVV. Reino y ciudad. Valencia en su historia. Centro del Carmen. Museo de Bellas Artes de Valencia, 2007, nº cat. 277
SERRANO. M. Guía – Catálogo Museo Taurino, Diputación de Valencia, Valencia,1990, p.36
Exposiciones:
Reino y ciudad. Valencia en su historia. Centro del Carmen. Museo de Bellas Artes de Valencia, 2007.
Vicente Barrera Cambra fue un matador intuitivo, valiente, de gran personalidad que consiguió mantenerse en un lugar muy destacado entre los toreros de su época. Las numerosas actuaciones de Vicente Barrera en la temporada de 1930 se ven reflejadas en este cuadro estadístico. El matador valenciano logró el tercer puesto del escalafón en una campaña triunfal, mostrando gran regularidad en todas sus actuaciones, con 69 corridas toreadas y 10 corridas perdidas.
Desde muy joven, Vicente Barrera había mostrado buena disposición para la profesión de matador, lo que impulsó su formación en tentaderos. El 7 de septiembre de 1924 se vistió por primera vez de luces y se presentó en Valencia iniciando su carrera triunfal como novillero.
El 17 de septiembre de 1927 recibió la alternativa de manos de Juan Belmonte en la plaza de toros de Valencia. Una gran ovación por la actuación de ese día supuso el espaldarazo definitivo de su carrera, lo que le proporcionó numerosos contratos. A partir de la temporada siguiente, Vicente Barrera ocupó un puesto de privilegio dentro del escalafón. Durante su trayectoria alternó con el maestro de la década anterior Marcial Lalanda, compartió cartel con Antonio Bienvenida, Domingo Ortega y vio surgir a los nuevos valores de la Posguerra: Manolete y Pepe Luis Vázquez.
Vicente Barrera era un torero con un estilo muy personal. Poseía un gran instinto para conocer las cualidades de las reses, sobre todo en el dominio con la muleta. Su excesiva movilidad con el toro la compensaba con sus buenas aptitudes técnicas, destacando principalmente en la suerte del descabello. Vicente Barrera se despidió definitivamente de los ruedos con 38 años, el 3 de mayo de 1945.
(PPF)
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