FERIA REAL

Las espadas privan un triple éxito ante una dulce miurada en Algeciras

Juan Luis Adrada
sábado 29 de junio de 2024
La espada, el descabello o la dureza de patas de alguno de los toros impiden a Octavio Chacón, Esaú Fernández y Miguel Ángel Pacheco salir por la puerta grande

Buena, con el denominador común de la nobleza, resultó en definitiva la miurada lidiada en Las Palomas con la que hubo mucho que hacer -de bueno- por parte de los toreros y sus cuadrillas. Si bien en varas no se buscó un lucimiento exagerado, se cubrió el expediente y se colocó de largo a alguno que otro toro, recibiendo en esos casos dos puyazos. Emoción en distintas vertientes la generada por la corrida que pudo derivar en una triple puerta grande de no ser unas veces por la espada, otras por el descabello y otras por la dureza de patas de los miuras

Como en días anteriores, el Ayuntamiento de Algeciras, con su alcalde a la cabeza, José Ignacio Landaluce, y el empresario Carmelo García, hicieron entrega de una distinción en forma de placa conmemorativa a una personalidad del mundo del toro. Si antes fueron Enrique Ponce y Pablo Hermoso de Mendoza por sus respectivas despedidas en esta plaza, este sábado el reconocimiento fue para el maestro Francisco Ruiz Miguel por ser el único torero que ha estoqueado cien corridas de Miura. La entrega se realizó una vez disuelto el paseíllo recibiendo el torero una gran ovación por parte del público.

Prontito empezó Pañolero a ahorrar en su recorrido, noble de condición, tampoco desarrolló maldades y Octavio Chacón anduvo sobrado con él toreando sobre todo por el pitón derecho procurando alargar los muletazo. Cómodo y sobrado técnicamente, realizó una faena larga y estructurada con mucho temple, evitando que el astado topase las telas, lo que habría provocado, a buen seguro, que el toro recortase más su recorrido. Recetó una buena estocada y abrió la tarde con una oreja.

En los aledaños de la plaza se comentaba el indulto de Guineo, aquel miura que Esaú Fernández lidió en la Magallánica de Sanlúcar la pasada temporada y había buen ambiente con el torero. Con ello, espectacular de lámina fue Abaniquito, un salinero de bonita presentación y de buen juego al que exprimió sacando todo lo que llevaba de bueno el astado. De nuevo el viento hizo aparición y molestó por momentos. Una de las virtudes del torero fue evitar que le tocase los trastos porque el derrote cuando lo hacía subía hasta las nubes. Buena labor de Esaú, haciendo todo por abajo y cuidando los toques certeros con la muleta. Dejó una gran estocada tras pinchazo y el público se enfrió demasiado rápido dejando todo en una ovación.

Sorprendió la gran capacidad técnica de un torero como Miguel Ángel Pacheco con apenas dos corridas toreadas este año (en la Copa Chenel) y la forma de resolver ante el que, hasta ese momento, tuvo el comportamiento más de Miura. Si bien cabe destacar cierta nobleza en la embestida, Pacheco estuvo sobrado con él cuidando echar muy abajo las telas, poniendo leña de su parte ante un toro pendiente a cuanto se movía en el ruedo. Buena labor la del linense que hace pensar que si torease más estaríamos ante un gran torero seguramente. La colocación de la espada, arriba pero atravesada, la dureza de patas del colorao de Miura y el mal uso de la cruceta privaron al diestro de, al menos, una oreja. Fue destacable el par que dejó Victor Nieto.

El carácter lidiador de Octavio Chacón quedó de manifiesto ante el cuarto. La violencia de los cabezazos del toro tuvo que sucumbir al buen hacer del gaditano que imprimió un derroche de suavidad y conocimiento para hilvanar faena en la que, además de la tensión propia de cuidarse de estas embestidas, se pudo gustar y componer estéticamente para rematar su actuación. El toro, un armario de casi 650 kilos, planteó dificultades de salida y en banderillas, y pareció que no iba a tener mucho fondo pero precisamente este buen hacer del torero le hizo ir hacia adelante, aunque sin excesiva condición favorable. De nuevo la dureza de manos del toro y la tardanza en echarse le privó de una oreja que le hubiera abierto la puerta grande. Recogió un ovación. Brindó la faena al que fuera su apoderado, Antonio Caba.

Tras dos días en las que aquello de no hay quinto malo se convertía en justo lo contrario, hoy, no es que haya sido excelente, pero la emoción no ha faltado con este Llavero de 636 kilos al que se fue Esaú Fernández a esperarlo a portagayola. Como un obús salió el toro y la garra de Esaú encendieron la recién entrada noche. Respondía el toro cuando Esaú lo llevaba largo por abajo; bien parecía que el toro iba a aprenderse el camino y reponer rápido pero el torero supo decir quién mandaba allí. No hubo acople siempre pero sí en gran parte de la faena. Calor en el ruedo cuando comenzaba a resfrescar la tarde. Un pinchazo y una estocada dejaron el premio en vuelta al ruedo tras petición.

La firmeza de Pacheco fue el sustento de la faena al sexto, otro torazo Pañoleto. Desarrolló en los medios la labor muleteril buscando un cite retrasado para alargar embestidas de un toro que salía siempre con la cara por encima de la muleta aunque sin excesiva brusquedad. Procuró limar esa aspereza el torero según remitía la voluntad del toro por embestir, cada vez con más sosería. Probablemente el toro de menos opciones del encierro, aun así, la voluntad -y resultados- del diestro dejan buen sabor de su valía. Enterró el estoque a la primera y lo escupió casi de inmediato el toro; tiró de descabello y recogió otra ovación.

Algeciras, sábado 29 de junio de 2024. Toros de Miura. Bien presentados, sin muchos excesos. Nobles y sin desarrollar maldades. Bravos en general, dieron juego. Octavio Chacón, oreja y ovación con saludos; Esaú Fernández, ovación con saludos tras aviso y vuelta al ruedo tras petición; Miguel Ángel Pacheco, ovación con saludos tras dos avisos y ovación con saludos. Entrada: Algo más de un tercio de plaza.

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