Entre las corridas falleras de 1985 había llamado la atención la penúltima. Un cartel con seis matadores de los llamados artistas enfrentados a un encierro de Manolo González. Una especie de tarjeta de visita que la nueva empresa (Simón Casas, Limeño, Enrique Patón y Roberto Espinosa) había ideado para su presentación en Valencia y que se anunció con un precioso cartel, exclusivo para el festejo más lujoso de la feria.
La mañana fue movida en el apartado y enchiqueramiento de los toros, donde se rozó la suspensión del festejo por falta de toros. En los días precedentes, los veterinarios obligaron a sustituir bastantes toros. Cuando las autoridades de la corrida indicaron la posible suspensión, Simón Casas, harto de tantas dificultades, puso una corrida de Manolo González.
Simón Casas, siempre imaginativo, pensó en un acontecimiento similar al ya celebrado en Nimes el año anterior, cuando tuvo que sustituir rápidamente a Paco Ojeda, que iba a matar seis toros en solitario, y no pudo hacerlo a causa de su grave cornada en Madrid. En aquella ocasión, en la Feria de Pentecostés de la ciudad francesa hicieron el paseíllo Curro Romero, Rafael de Paula, Curro Vázquez, Manzanares, Emilio Muñoz y Curro Caro.
José Carlos Arévalo y José Antonio del Moral, en su libro Repóker, narran aquella tarde: "El cartel hiperartístico caló a fondo desde el principio, provocando pedidos de entradas, no sólo de aficionados valencianos, los encargos venían también del resto de España y de Francia".
Antoñete, Curro Romero, Paula, Curro Vázquez, Pepe Luis, Luciano Núñez, y un toro para cada uno, provocaron el apetito de los peregrinos de las esencias. El público, que cuajó la plaza sin completarla, prorrumpió en una gran ovación al abrirse el portón de cuadrillas. Aquella tarde, el tópico de que solo por ver el paseíllo se podía pagar el precio de la entrada se convirtió en real, porque luego…
Luego Antoñete, clásico y hondo, con un toro bonito y notablemente encastado, anduvo muy en maestro, pero sin redondear faena. Y los espectadores, creyendo que era su última tarde en Valencia, le ovacionaron con emoción en la vuelta al ruedo. Romero deslumbró con el capote en un quite corto e intenso; y tras sufrir una colada, dio rápido fin a su labor entre la consabida bronca. Acto seguido, Rafael de Paula aumentó los decibelios de la protesta. A Curro Vázquez se le volvió a ir otro buen toro, entre los apuntes de su otoñal arte. Y casi otro tanto le ocurrió al sevillano Pepe Luis, movido e indeciso. La única oreja la consiguió Luciano Nuñez, el menos esperado de los seis. Convidado en el cartel por puro paisanaje, se encontró con un buen toro, lo brindó a Antoñete, y echándole la decisión que les había faltado a los demás, calentó los fríos tendidos y puso un remate alegre y triunfal al fiasco artístico.
Con casi lleno en la décima de abono de la Feria de Fallas de Valencia, se lidiaron seis toros de la ganadería de Gónzalez Sánchez-Dalp, ovacionados todos en el arrastre. Antoñete (vuelta al ruedo), Curro Romero (bronca), Rafael de Paula (bronca), Curro Vázquez (leve petición de oreja y vuelta al ruedo), Pepe Luis Vázquez (pitos) y Luciano Núñez (oreja). Manolo Montoliu saludó montera en mano tras clavar magistralmente dos pares de banderillas al primero de la tarde.
Gran toreo al natural del sevillano, que paseó una oreja de peso del sexto, que…
La secuencia fotográfica del percance en el objetivo de José Salvador
La secuencia fotográfica de la voltereta, en el objetivo de José Salvador
La secuencia fotográfica del percance, en el objetivo de José Salvador
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