LA PINCELADA DEL DIRECTOR

Cuando la primavera llega en otoño (II): los nombres de un gran final

José Luis Benlloch
viernes 29 de noviembre de 2024
Miguel Ángel Perera es ahora mismo un derroche de poderío y técnica. Su renovada plenitud desafía el desgaste de los años con una suficiencia exultante

Y en ese otoño primaveral hay más negritas a las que colgar laureles. Perera mismamente es un derroche de poderío y técnica, su renovada plenitud desafía el desgaste de los años con una suficiencia exultante. Talavante también puede con el desgaste de los años y aunque sin la regularidad de su paisano cuando se encuentra y se ha encontrado muchas veces, tiene sonidos negros, rarezas deslumbrantes que tienen muy pocos. Roca Rey dio una lección de responsabilidad, en Madrid especialmente, los líderes cuando hay que atacar no esperan y es lo que hizo. Borja Jiménez, por su parte, le ha resistido al toro de la continuidad que es uno de las hándicaps con el que los nuevos no siempre pueden, sabido es que cuando se llega desde el ayuno y la mortificación que en su caso no parecía tener fin, el tránsito hacia el atracón y la gloria se hace costoso y no siempre superable, de tal manera que tienes carácter o palmas en el viaje y este Borja tiene el carácter y un ejemplo muy próximo (también una voz muy constante) para saber cómo se supera eso. Lo de Rufo, que avanza a golpe cantado, es otro ejemplo, en este caso de solidez y lealtad a su concepto, y este otoño como en el resto del año no mostró resquicio, ni un paso atrás ni una renuncia ni una debilidad en un camino que se antoja debería tener más reconocimiento que el obtenido hasta ahora. Luque se ha mantenido en su línea de plenitud, nadie duda de su poderío ni de su ortodoxia (su capote son palabras mayores) ni tampoco de su espectacularidad en la plaza, el hombre es un trueno, pero existe la fundada sensación de una injusta falta de reconocimiento, un misterio que abre el debate de muchas teorías y se ha convertido en asignatura a dilucidar por sus nuevos apoderados.

Borja ha resistido al toro de la continuidad, que es uno con el que los nuevos no siempre pueden; Roca dio una lección de responsabilidad, especialmente en Madrid. Los líderes cuando hay que atacar no esperan; una injusta falta de reconocimiento de Luque se ha convertido en asignatura a dilucidar por sus nuevos apoderados…

Otro nombre cuyos logros han estado por encima del reconocimiento ha sido el de Curro Díaz, de tal manera que sus triunfos han sonado más aunque no sé si lo suficiente desde la tarde de los seis toros de Linares y con el broche posterior de Jaén con los victorinos ante los que impuso gusto y técnica, es evidente que sin técnica (me gusta más el término oficio o recursos) no es posible que emerja el arte de la misma manera que el oficio sin arte sabe a muy poco, pues bien este Curro puso de los dos costales. Ortega, Juan, se asentó en su papel de torero especial, de culto se dice ahora, genero siempre necesario, y aunque no es muy probable que asuma liderazgos porque seguramente ni siquiera él lo apetezca, en estos momentos su mensaje es imprescindible en las ferias… Aguado que en ese mismo palo parecía menos lanzado, emergió en el tramo final con degustaciones muy notables, aunque no es torero de atracones si se le guarda su sitio. De Justo braceó con ánimo para mantener el estatus ferial que tanto le costó alcanzar y en ello anda empeñado. Hay otros nombres, David Galván por ejemplo,  con unas cualidades muy interesantes en cuanto desbroce lo anecdótico y se centre en lo sustancial que lo tiene.

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