Los ganaderos por su parte han soltado corridas excelentes, la de Victorino en Madrid fue a la vieja usanza de la casa, fuerte, seria y difícil; Fuente Ymbro, que ha tenido a lo largo del año una soberbia y variada continuidad en el éxito, soltó una corrida en Madrid, de esas con la que te juegas la presencia en los carteles de las figuras, cuestión que ya ha adelantado el ganadero que no le preocupa, que no es que no le guste el boato de los carteles de clavel sino que ha llegado donde ha llegado sin ellas y digo yo que ha alcanzado un estatus que le puede pasar un poco como a Victorino, que los buenos por buenos y los agrios por interesantes, que es como la crítica solemos calificar los indómitos, todo le vale en tiempos en los que lo previsible se ha convertido en problema de fondo para la tauromaquia. En cualquier caso por muy interesante que fue a la corrida de Madrid le cortaron dos orejas, se quedaron otras tantas colgadas de la espada y dio opción a que Roca Rey dejase constancia de que está donde está por bemoles y por vergüenza torera, cuestión que equivale a hacer una raya lindera (el que pueda que la salte) y acaba dando lustre a las grandes leyendas.
Días después digo que para compensar esos sofocones lidiadores, el mismo Gallardo soltó en Jaén tres toros de bandera, uno cumbre, otro bravo y otro nobilísimo digamos que a la moderna, todo ello en una temporada en la que ha salido triunfador de San Isidro, San Fermín y Corridas Generales o lo que es lo mismo de Madrid, Pamplona y Bilbao y ante eso hay que reconocerle su categoría, en realidad nada que empañe los triunfos de otros colegas en ese fin de temporada, en Jaén mismamente hubo toros de El Torero de mucha categoría; por su parte Victoriano del Río, que arrancó el año haciendo creer que no sería su año, acabó dando nivelazo, es lo que pasa con las ganaderías de categoría que siempre cabe pensar que los buenos se habían quedado en el campo.