La temporada que concluye ha sido una de las más difíciles para Curro Díaz. Una cornada a principio de curso en La Maestranza que casi le deja inválido condicionó el resto de su campaña. Pero el de Linares, lejos de venirse abajo, decidió mirar hacia al frente y buscar fórmulas para poder seguir haciendo lo que más le gusta: torear. Mermado físicamente, supo adaptarse y reinventar su toreo y, al final, su esfuerzo y tesón obtuvieron su recompensa en modo de triunfos.
“Sevilla ha marcado mi temporada para bien y para mal. Primero con la cornada de mayo y meses después cuando corté una oreja”
“Cada tarde era un milagro torear y no he dado pena a nadie ni nadie ha podido decir que no estaba en condiciones”
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