Vive su plenitud. Atrás quedó aquel Dani Luque que desde su Gerena natal tenía a Sevilla pendiente. A Sevilla y a los cazatalentos, a quien le conociese. Un tipo al que desde niño le rebosaban las cualidades para ser gente importante en el toreo. Inquieto, simpático -cuando quería y al contrario-, listo, capaz, osado, desenvuelto, convencido de que podía comerse el mundo, un tipo bravo al que solo sus propias cualidades le podían frenar...