El año de Daniel Luque comenzó un tanto irregular. Pese a cortar una oreja en Sevilla, la fortuna no le acompañaba, como se demostró las tres tardes que toreó en Madrid en apenas un mes. Sin embargo todo cambiaría en Santander, donde el de Gerena se encontró con “Lucero”, un toro que le dejó sacar el toreo que llevaba tiempo intentando transmitir y que le dio la confianza necesaria para acabar la temporada en un momento de forma inmejorable. El sevillano, un nombre fijo ya en las ferias, viaja ahora a América con la ambición de seguir creciendo y triunfando.
“Este año sobre todo he evolucionado con la muleta: en dar los tiempos y en construir la faena mucho más y más despacio”
“A partir de Santander he visto las cosas mucho más claras. Siempre tendré presente al toro “Lucero” de Antonio Bañuelos”
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