Se han lanzado en un cruel abordaje, con el cuchillo entre los dientes, a la yugular de Finito de Córdoba cuando se han enterado de que Simón Casas administrará su carrera la temporada próxima.
La grosería que despliegan algunos que se autodenominan aficionados, cuando navegan con patente de corso por los anónimos océanos de las redes sociales, es realmente vergonzosa. Se han lanzado en un cruel abordaje, con el cuchillo entre los dientes, a la yugular de Finito de Córdoba cuando se han enterado de que Simón Casas administrará su carrera la temporada próxima. Dan por hecho que el torero cordobés va a ser el telonero de los del G-10 y que anuncia su despedida para “pasar el plato” en las plazas donde actúe.
Ya salió el funo de su madriguera. Esa fiera en que se trasmutan Pedro, Juan y Martín cuando dejan de ser público respetable para convertirse en masa. Mucho más temible y dañina para los toreros que los toros a los que se tienen que enfrentar, Y salió deseando hacer carne en quien solo va a ejercer la profesión que ha sido su vida durante más de veinte años. Un torero que ya de novillero puso en pie a la afición que gusta del toreo de calidad practicado con enjundia y torería. Un torero al que admiran todos sus compañeros, y al que tienen por uno de los más importantes del ultimo tercio del Siglo XX y primero del XXI quienes saben paladear el toreo de verdad.
Pero aparte de todo eso, ¿han oído ustedes a Finito anunciar su despedida de los ruedos? El no ha dicho esta boca es mía y se me antoja que no lo hará. Lo he visto en el campo ante vacas grandes y viejas, entregándose sin reservas y toreando con unas ganas y un poderío como si estuviera en la plaza de Bilbao. Quien se prepara para engañar al público no entrena con esa ilusión. ¡Que fácil es emboscarse tras el teclado de un ordenador para insultar, ningunear y faltar al respeto a los toreros! De todos modos, deberían esperar a verlo y si se cumplen sus maliciosas profecías silben y griten que es lo suyo, pero no despellejen al zorro antes de cazarlo.