Estaba tan seguro de que en cuanto volviese a tener una oportunidad en Las Ventas la cogería al vuelo que no le importó ni abrir cartel ni el hándicap de rejonear solo un toro porque era consciente de su estado de forma y de madurez y sabía que en cuanto le permitiesen demostrarlo volvería a triunfar en San Isidro, como ocurrió el 12 de mayo. Triunfo que le abrió puertas en plazas de segunda donde el eco de las actuaciones resuena mucho más, como ha quedado demostrado en este 2018.
– “La oreja de Madrid me sirvió mucho en lo personal, porque me dio moral e ilusión, y en lo profesional”
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