Hace demasiados meses, menos de un año, pero demasiado tiempo, que no aparecen los extraordinarios artículos de Paco Mora en la revista Aplausos, tanto en papel como en digital. Al menos a mí me parece mucho tiempo, pues me deleitaba leyéndolos, no solo por su contenido, que siempre era muy interesante, sino también por lo bien escritos que estaban y lo mucho que me aportaban, pues Paco es un hombre con una enorme cultura, y no solo en temas de toros sino en cualquier tema del que se hable.
Paco sabe de todo mucho, porque lo ha vivido, porque se lo ha enseñado la universidad de la vida y mucho porque lo ha aprendido leyendo todo lo que ha caído en sus manos de cualquier tema. Leer a Paco Mora, escriba de lo que escriba, para mí es una gozada, y no digamos hablar con él. Es un hombre que a pesar de los muchos años que ya ha cumplido le funciona la cabeza perfectamente. Parece imposible que se pueda acordar de tantas cosas y de una forma rigurosamente detallada. Es un hombre con una cabeza privilegiada que a lo largo de su larga vida ha sabido aprovecharla para aprender muchísimo de todo.
Como persona le conozco hace solo catorce ó quince años, y a pesar de vivir muy alejados uno del otro, hemos hablado bastante, incluso ahora nos llamamos por teléfono con frecuencia, simplemente para hablar un rato, contarme cómo está (siempre optimista), y yo contarle cómo me va. Naturalmente siempre hablamos más o menos de toros, tema del que está al día a pesar de ya no escribir de ello. Paco no solo sabe de toros sino que, y lo que es más importante, entiende de toros, comprende el toreo, cosa que muchos aficionados no logran en toda su vida por larga que sea.
Podría hablar muy ampliamente sobre la personalidad de Paco Mora, pero al ser su amigo no quiero pasarme y caer en la exageración, pero ateniéndome a la verdad, o a mi verdad, digo contundentemente: ¡es un caballero, un gran señor, un hombre bueno!, que siempre va con la verdad por delante trátese de lo que se trate, siempre procura no molestar a nadie, no hacer daño a nadie, sino todo lo contrario, hacer el bien a todo el que puede, por eso, y a pesar de su edad, a la que siempre se tienen algunas "goteras", él las sobrelleva con gran resiliencia, y es feliz, porque como dijera Aristóteles: "“La verdadera felicidad está en hacer el bien a los demás", y eso es lo que Paco ha hecho, y sigue haciendo en toda su vida. No obstante, tiene un dolor en su corazón, que siempre que hablamos me lo refiere, y es la falta de su esposa, que lo era todo para él. Me dice: "La echo muchísimo de menos, pero me queda la satisfacción de que en sus últimos años, que estaba mal de salud, la he podido cuidar con máximo esmero y cariño, pues ella siempre nos cuidó a toda la familia con el amor de una modélica esposa y madre". Eso, y el saber que desde arriba, donde goza de la gloria de Dios, ella cuida de él y de sus hijos, le consuela.
Paco, amigo del alma, te deseo todo lo mejor a ti y a tu familia, que sigas bien de salud, con esa cabeza tan bien organizada que Dios te dio, y, si se te apetece, de vez en cuando, escribe algún artículo, para que podamos disfrutarlo. Un fuerte abrazo, mi amigo.