El azar del bombo que Simón Casas ideó hace un año como aliciente para el abono de Otoño en las Ventas se cobró una víctima, Alejandro Talavante, encumbró a Diego Urdiales y Emilio de Justo, y alumbró la figura de Pablo Aguado. La segunda edición del bombo, la versión adulterada del pasado San Isidro, se acabó cobrando a su manera otra víctima. Una pieza mayor: Roca Rey. Parece la leyenda del aprendiz de brujo. Sin bombo, la primera semana del abono de otoño de Madrid trajo esta vez a primer plano el reconocimiento cabal de la figura de Miguel Ángel Perera.
– De la feria de Otoño de Madrid se predica que da y no quita, pero en el caso de Talavante el año pasado se tradujo en un reventón. Nubes abrumadoras, sombras como pesados lastres
– La retirada de Talavante en Zaragoza –“por tiempo indefinido”- tuvo por eso carácter glorioso. Un volveré. ¿Cuándo? No se sabe. Si prospera la idea de la triple alianza -Talavante, Roca Rey y Pablo Aguado en el mismo cartel-, se precipitarían los acontecimientos
– Una de las muchas faenas mayores del Perera de este año, que, en su grave silencio habitual, está cumpliendo una categórica temporada, rotunda, se pudo ver en Madrid ante un cuvillo
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