Después de barajarse varias plazas de toros, fue finalmente Nimes la que acogió un día histórico. La pareja de novilleros de moda, Litri y Rafi Camino, tomaba la alternativa de manos de sus respectivos padres, grandes figuras del toreo de otra época que volvieron a vestirse el chispeante para la ocasión, a pesar de peinar ya canas. Fue un día de gran expectación en Nimes. El coliseo romano acogió a aficionados de toda España que no quisieron perderse el acontecimiento taurino del año. Incluso por la mañana llegó un vuelo chárter fletado desde Madrid con toda la prensa taurina del momento, algunos aficionados y amigos de los toreros. Nadie se quiso perder este festejo.
Se lidió para la ocasión una corrida de Jandilla, que dio un juego desigual y no selo puso fácil a los actuantes. Cumplieron en varas y los tres últimos se ovacionaron en el arrastre. El sexto fue bueno.
Los progenitores lidiaron un toro cada uno. Miguel Báez “Litri” padre, pese a su edad, estuvo en su papel de torero valiente como si el tiempo no hubiese pasado. Una media verónica a cámara lenta levantó pasiones. No faltaron los estatuarios que le consagraron en la cima y que hicieron recordar a la afición tiempos pasados. Cortó una oreja y dio dos vueltas al ruedo, retirándose al callejón llorando tras coger un puñado de arena para llevárselo como recuerdo. En este toro dejó un soberbio par de banderillas el que fuera gran banderillero, Luis González, que reaparecía solo por una tarde para acompañar a los Litri en tan sonado acontecimiento.
Paco Camino puso la plaza boca abajo tras un quite por chicuelinas que solo el de Camas sabe interpretar con esa delicadeza, sentimiento y torería. Enterró los pies en la arena y jugó los brazos como nadie. Tuvo un toro bueno de Jandilla con el que hizo asomar su casta de torero. Cortó una oreja y dio dos vueltas al ruedo.
Miguel Báez Spínola “Litri” recibió primero la alternativa. Estuvo muy valiente en sus dos actuaciones, queriendo mostrar sus ganas por llegar a ser figura. Se palpó la sangre dinástica en cinco emocionantes estatuarios con los que comenzó su segunda faena. Cortó una oreja en cada toro. Por su parte, Rafi Camino dio los mejores muletazos al mejor toro de la corrida, el sexto, todo realizado con mucho temple. Sin embargo, la espada le dejó sin premio.
Al final del festejo, los cuatro toreros fueron paseados a hombros por el ruedo de un coliseo que había sido testigo de un acontecimiento histórico en la tauromaquia. El empecinamiento del empresario Simón Casas consiguió que su plaza tuviera el privilegio de ser el escenario de tan emblemática fecha que, a medida que pasan los años, cobra mayor importancia.