Sigue imparable. Un año más ha defendido su condición de figura y ha vuelto a echarse sobre sus hombros todo el peso de la temporada. Los grandes escenarios como Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona o Bilbao, por citar sólo unos pocos, han tenido la suerte de ver a un Juli en plenitud, que ha dado un paso más en la profundidad, naturalidad e improvisación de su toreo. Cada año su techo sigue estando más alto y su ambición más grande.
“Cuando estoy bien soy un torero más pasional que técnico. La técnica me permite torear con el alma y el sentimiento”
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