Diodoro Canorea, junto a Curro Romero.Aplausos, en el último semanario del mes de enero de hace justo veinticinco años, se hacía eco de la triste noticia. El empresario de la Real Maestranza de Sevilla, Diodoro Canorea, falleció en su domicilio a las 05:30 horas víctima de un paro cardíaco. Su mujer Carmen, alertada por la luz del salón encendida, lo encontró inerte en su sillón. Canorea fue trasladado de inmediato al Hospital Sagrado Corazón de Sevilla, donde certificaron su muerte.
Nuestro compañero Luis García entrevistó a su médico personal y amigo, Miguel Ríos Mozo: “Estaba enterado de sus dolencias. A pesar de ello se impuso a la realidad y ni su ánimo ni su talante simpático y cariñoso nunca mostraron deterioro”. Sobre la personalidad del empresario, decía: “Diodoro era una persona cariñosa, afable, abierta, que escuchaba a todo el mundo y siempre tenía una frase de esperanza para los que acudían a pedirle ayuda”. La misma noche de su fallecimiento, habló con el propio Diodoro sobre la Feria de Abril: “Estoy esperando la llamada de Martín Arranz. No quiere televisión. Mañana en la mañana le cuento si hemos llegado a un acuerdo”, fueron las últimas palabras que intercambiaron ambos amigos.
Nuestro compañero Carlos Crivell, en el diario El Mundo, trazó un perfil del empresario: “Con la muerte de Diodoro Canorea, la fiesta de los toros pierde a uno de sus personajes de mayor personalidad. Desde 1959 era el responsable de los carteles de la temporada en la Maestranza. Pero no se quedó en Sevilla. Como él mismo repetía, lo que ganaba en Sevilla lo perdía en otras plazas. Y todo esto le ocurría porque Canorea tenía ganada fama de generoso con toreros y ganaderos. Las circunstancias le obligaron a buscar apoyos en Sevilla, como por ejemplo con el empresario catalán Pedro Balañá, vinculación rota en 1996. Empresario incansable, tenía una gran habilidad personal para contentar incluso a los que no podía satisfacer en sus demandas. Cuando salían los carteles de la Feria de Abril, con las ausencias lógicas de todo ciclo, Canorea siempre decía lo mismo. Una frase que ha quedado para la historia: “Es un torero muy joven y ahí está la plaza para otro año”.
El empresario Diodoro Canorea.
“Su historia en Sevilla -continuaba Crivell- está ligada a la del torero más emblemático del toreo moderno: Curro Romero. Canorea ha sido siempre el empresario que ha contratado a Curro para torear en Sevilla. Desde que el Faraón tomó la alternativa en las Fallas de Valencia en 1959, vino a la Maestranza. No faltó a ninguna cita. Y siempre con Canorea de empresario. Canorea y Curro están ligados para siempre en la vida del coso sevillano.
Fue precursor, dotando a la corrida del Domingo de Resurección de la impronta que hoy mantiene y potenciando otras fechas como las del Corpus. Comenzó montando una Feria de Abril de cinco tardes para pasar a las diecinueve del año 1999″.
Diodoro Canorea nació en Cabezamesada (Toledo) el 22 de noviembre de 1922. Comenzó su vida laboral en el Banco Central de Madrid. Conoció y contrajo matrimonio con Carmen Pagés Prieto, hija de Eduardo Pagés, empresario de Sevilla desde 1934. A partir de 1959 se hizo cargo de la gerencia de la plaza sevillana cuando la Feria de Abril sólo constaba de cinco festejos. Durante los últimos cuarenta años fue el máximo responsable de los espectáculos de la Maestranza, aunque su actividad empresarial le llevó a explotar simultáneamente hasta veintitrés plazas en una sola temporada. Fue empresario de Madrid, Córdoba, Zaragoza, Ciudad Real, Toledo, Jaén, El Puerto de Santa María, Pozoblanco, Andújar o Écija.
A su repentina muerte, fue sustituido en la Maestranza por su hijo Eduardo Canorea y su yerno Ramón Valencia.
Al día siguiente de su fallecimiento, se celebró el funeral en la Iglesia de los Remedios de la capital hispalense donde estuvieron presentes toreros como Curro Romero, Manolo Vázquez, Litri, Paco Camino, Espartaco, Morante de la Puebla o Enrique Ponce, entre otros; ganaderos como los hermanos Miura, Victorino Martín y Juan Pedro Domecq, además de empresarios como José Luis Lozano o Simón Casas.
