Comenzó el festejo en El Puerto de Santa María que supone la despedida de Enrique Ponce de una plaza en la que son numerosos los triunfos que acumula, sin ir más lejos, el indulto de Fantasía, de Juan Pedro Domecq, en 2019 cuando reaparecía tras aquel percance que sufriera en Fallas del mismo año. Terminado el paseíllo, se le hizo entrega a Enrique Ponce de un cuadro con el cartel de su primer paseíllo en esta plaza.
Medido fue el primero de la tarde, un toro más bastote de hechuras por delante y algo escurrido de los cuartos traseros que a pesar de andar justito de raza embestía un punto rebrincado. Enrique Ponce anduvo fácil con él pero no cómodo. Lo midió, le dio muchos tiempos, lo llevó más en línea recta que hacia atrás y acabó sacándole una tanda final apretándole un poquito más pero sin la fuerza que aquello requería. No pudo tampoco bajarle las manos porque el animal perdía las suyas. Faena aseada y con gusto por momentos que, tras una estocada entera y en su sitio puso la primera oreja de la tarde en manos de Ponce.
Emocionante fue lo vivido en el cuarto. Otro toro sin mayores condiciones que buscar tablas y recorrer el perímetro del ruedo pero al que Ponce fue acompañando con toda la magia que esta plaza le recuerda y con, creemos, todo el deseo de dejar ese buen recuerdo en su última tarde aquí a los sones del Concierto de Aranjuez. Caricias en forma de muletazos cuando apenas cabía esperar faena. Un primer tercio cargado de inseguridades convertido en una faena donde todos remaron a favor. Toro había poco, pero torero, tendidos y música locos por emocionarse. Se buscó y se consiguió la gran despedida de Ponce en El Puerto. Gran estocada tras pinchazo y dos orejas para el de Chiva.
ARREA LUQUE
Temeroso fue similar en hechuras al primero, pero de actitud marcadamente mansa. Daniel Luque anduvo sensacional con él, manteniendo la calma ante la pugna generada en los tendidos por un público que clamaba por la devolución del toro pero, parece ser, no es consciente que no se devuelve un toro por manso. Ignoró capotes, entró al peto un par de veces, y sobre todo, sucumbió al poder de la muleta de Luque que supo manejarlo en sus terrenos con exquisito temple, dejándole la muleta en la cara constantemente. Muletazos al ralentí ante un toro que no dudaba cuando veía la opción de buscar la huída a tablas pero que tuvo que ceder ante quien dominaba sus embestidas. Mando absoluto de Daniel Luque que, tras una gran estocada y un golpe de cruceta se llevó una oreja al esportón.
El quinto fue, a expensas del sexto, el que tuvo mayor intensidad en su embestida aunque también buscando la salida en cada resquicio que pillaba. Daniel Luque fue, de nuevo, todo un derroche de técnica y saber envuelto, además, de un gusto y un concepto estético digno de admirar. A pesar del puntito mansurrón del toro, tuvo emotividad y recorrido en la muleta y Luque tuvo el don de torearlo por ambos pitones enroscándoselo a la cadera. Cante grande de Daniel que vuelve a destacar en El Puerto. Estoconazo arriba que le pone las dos orejas en sus manos. Destacar que brindó la faena al equipo médico que el pasado año le atendió tras su grave cornada en el abdomen en este mismo ruedo.
SE INSPIRA GALVÁN
Ataviado tampoco fue un derroche de virtudes. David Galván bien pudo estirarse a la verónica cerrando con airoso remate a una mano. Embistió con bastante fijeza al peto pero anduvo muy parado desde entonces a pesar del quite por chicuelinas sacándoselo por la espalda que firmó David con buen ajuste. Ya en la muleta, el secreto estuvo en que no parase. Tardeaba mucho en sus arrancadas pero cuando conseguía hilvanar los muletazos cogía la vibración suficiente la faena. Tarea compleja porque el toro iba hasta donde llegaba la muleta, se volvía rápido y en muchas ocasiones se anticipaba a la colocación del torero para ligar con brillantez. Laboriosa pero entregada actuación de Galván que anduvo firme cerrando con varios circulares por la espalda metiéndose en las cercanías del toro que calaron en los tendidos. También anduvo fino con la espada y cortó una oreja que, hasta el ecuador, iguala el marcador con sus compañeros de cartel.
Con mucho mejor aire, y más alto también, que sus hermanos salió el sexto al que David Galván cuajó a la verónica sobremanera. No fue menos en la muleta, David anduvo en torero, encajado, y lo toreó como pedía el toro, largo y por abajo. Destacado fue el comienzo de faena, vertical y ganando terreno hacia fuera con impecables remates cargados de esencia flamenca. Cerró con la misma esencia sin perder intensidad. Se entregó David con el mejor de la noche y puso colofón a una gran tarde de toros. Una estocada casi entera y algo tendida dio con el astado en el albero y con las dos orejas en manos de Galván.
El Puerto de Santa María. Sábado, 3 de agosto de 2024. Toros de Garcigrande, justitos de presencia y de bravura; bueno el sexto. Enrique Ponce, oreja y dos orejas; Daniel Luque, oreja y dos orejas; y David Galván, oreja y dos orejas. Entrada: Menos de media plaza. Saludaron en banderillas Fernando Sánchez e Iván García.