Ha sido el de hogaño un San Fermín raro. Entre la roja, el sonido zulú de las vuvucelas, el cabezazo de Puyol, el golazo de Iniesta y los cinco de Villa-que maravilla, suerte hemos tenido los aficionados al arte de Cúchares de los dos semanarios taurinos y de Manolo Molés y sus retransmisiones en el Plus. Sin ellos no habríamos leído ni visto, durante la semana sanferminera, más que cosas de la pelota. Esa pelota que rueda y rueda hasta extremos alienantes y agobiadores. Se ha hablado de fútbol en los consejos de administración, en los plenos municipales, en las sacristías y ¡válgame el cielo! hasta en los patios de caballos y en los callejones de las plazas de toros.
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