Hay signos que indican que, aunque sea tímidamente y poco a poco, el toreo está remontando el vuelo hacia las cotas que le corresponden tanto por su tradición secular como por el interés que despierta en su cuna, que es indiscutiblemente España, pero también en Francia, Portugal y los países americanos a los que llegó hace muchos años para quedarse junto con el idioma castellano, la religión y las nuevas costumbres introducidas por los conquistadores. Lo cual denota que estos no hicieron sus conquistas solo a punta de espada, sino que también supieron integrarse y enriquecer las culturas de los conquistados con su propia cultura.
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