Tras la apoteósica despedida de los ruedos españoles en su plaza de Valencia el pasado 9 de octubre y prolongar su temporada del adiós en tierras americanas, Enrique Ponce hará su último paseíllo vestido de luces en la que ha sido su plaza de referencia en América, la monumental Plaza México.
Es en esta plaza donde prácticamente desde su presentación le eligieron como uno de sus toreros predilectos que por aquellas latitudes se traduce como consentido. Lo fueron, entre otros pocos, Paco Camino o El Niño de la Capea, lo que nunca fue obvio para que si un día el consentido se distraía en sus obligaciones artísticas le recriminasen con acritud y todo su dolor de corazón. En una entrevista en 2017 se le preguntaba al diestro valenciano por qué era el consentido de la Plaza México: “Soy el torero español que ha toreado más veces en la Plaza México. He tenido una regularidad de triunfos espectacular y muchísimas tardes y faenas para el recuerdo. Eso hace que sea uno de los consentidos, pero esto no te lo ganas sólo con triunfar; es algo que va en el corazón de la afición de México para contigo. Es un sentimiento especial y ha existido desde hace más de veinte años; eso es algo que milagrosamente te ocurre o no te ocurre. Me siento un privilegiado por poder tener eso en mi trayectoria”.
Este miércoles 5 de febrero, con motivo del LXXIX aniversario del coso de Insurgentes, el maestro de Chiva se despedirá del toreo en su paseíllo número 50 en dicha plaza. Tras su Valencia natal, Sevilla y Bilbao, es la cuarta plaza donde más veces ha trenzado el paseíllo.
Con motivo de su despedida, Humberto Ruiz Prado ha publicado los números de Enrique Ponce en esta monumental mexicana. Ha estoqueado 116 toros en 49 corridas, obteniendo 48 orejas y 2 rabos. Alternó con las grandes figuras mexicanas como Eloy Cavazos, Miguel Espinosa “Armillita”, David Silveti, Manolo Mejía o Joselito Adame, al igual que con figuras españolas como Paco Ojeda o El Juli.
El idilio entre Enrique Ponce y la Plaza México comenzó el día de la confirmación de su doctorado. Fue el 13 de diciembre de 1992 cuando el diestro Guillermo Capetillo en presencia de David Silveti le cedió la muerte del toro Nevado, marcado con el número 53 de la ganadería Venta del Refugio. Tras dejar detalles de su calidad en buenas series de naturales, el toro lo prendió, propinándole una grave cornada de dos trayectorias. Era su bautismo de sangre. Fue ovacionado tras dar muerte al ejemplar.
Su primera oreja en el coso capitalino llegó el 27 de noviembre de 1994 con un toro de Manolo Martínez. A los pocos días, el 4 de diciembre salió por primera vez a hombros de esta plaza, sin cortar ninguna oreja, por sus fallos con los aceros. El 15 de diciembre de 1996 cortó las dos orejas a un toro de Javier Garfias, en presencia de Miguel Espinosa “Armillita” y Federico Pizarro. Triunfó clamorosamente el 3 de diciembre de 2000 al cortar cuatro orejas a toros de Los Encinos. La terna la completaba Miguel Espinosa “Armillita” y Eulalio López “Zotoluco”. Según escribió Lily Colin: “El diestro de Chiva consiguió a base de consentirlo y dejándole siempre la muleta en la cara, una faena ligada por ambos lados con oportunos adornos. Acertó con la espada y le fueron concedidas las dos orejas. Al que cerró plaza estuvo a punto de cortar el rabo por una labor llena de todo: plasticidad, mando, aguante y temple, frente a un astado abanto que llegó a la muleta con peligro y frenándose”.
El 3 de febrero de 2002 llegó otra de sus tardes cumbres. Era el decimocuarto festejo de la temporada 2001-2002 en la Plaza México. Alternó en la lidia de ocho astados de Teófilo Gómez con Paco Ojeda, que confirmaba su alternativa, Miguel Espinosa “Armillita” y Rafael Ortega. “Tras la desilusión en los tendidos tras la lidia de los dos primeros toros, saltó a la arena el toro Quinito. Fue un canto a la elegancia y uno de los trazos más bellos y rotundos jamás trazados por el torero valenciano”, narró Luis Eduardo Maya Lora, en De Sol y Sombra. “Brindó al respetable y magnífico inicio de faena, con sublimes doblones y un inigualable cambio de mano, genuflexo y templado que levantó los clamores del coso de Insurgentes. Series de muletazos, muy suaves y templados, rematados con larguísimos pases de pecho. Cita con la con la muleta plegada y consigue circulares completos entre gritos de ¡torero, torero! La tanda que inicia con el pase de las flores proyecta cuatro de los derechazos más rotundos que se han dado en La México en los últimos tiempos. Antes de la suerte suprema, se adornó a dos manos por bajo, abaniqueó con mucha clase, para finalmente instrumentar pases de trinchera y molinete invertido de muy bella factura. Pinchazo arriba, media estocada en lo alto y el toro que rodó sin puntilla. Dos orejas al torero y vuelta al ruedo al toro”. En la Puerta Principal de la plaza, una placa conmemora esta histórica faena -es el único diestro español que lo ha conseguido-, dice Andrés Amorós en el libro Enrique Ponce, un torero para la historia.
Tras haber marrado con los aceros el premio de cortar el rabo en esta plaza -según las crónicas pudieron ser hasta en ocho ocasiones-, consiguió el ansiado triunfo el 6 de noviembre de 2005 ante el toro Protagonista, herrado con el número 86 de la ganadería de Fernando de la Mora. Cuatro orejas y un rabo en el esportón, consiguiendo el rabo número 118 que se concedía en esta plaza. “Faena larga de 16 minutos donde la paciencia y la capacidad para hacer que un toro malo pareciera todo lo contrario, Ponce cautivó con su magia. Pases con la derecha, al natural, circulares, forzados de pecho, cambios de mano fueron algunas de las piezas con las que el valenciano pudo formar el rompecabezas. La maldita espada que tantas veces fue su enemiga en 31 tardes anteriores por fin pudo ser su aliada al meter todo el acero”, escribía Héctor Suárez para La Divisa. “Conseguir este rabo es algo lindo para mi carrera, algo muy importante, pero yo pienso que me gustaría recuperar los rabos que he perdido, que han sido como cinco o seis, hay que volver para buscarlos”, afirmó el valenciano.
No tardaría el diestro de Chiva en volver a saborear lo que es cortar un rabo, el número 121 de la historia de la Plaza México, al toro Notario de la ganadería de San José. Fue en la corrida 1.900 de su carrera, celebrada en el coso de Insurgentes el 8 de febrero de 2009, alternando con Arturo Macías y Joselito Adame. “De Ponce es el trono de La México”, se titulaba la crónica de nuestro semanario. Tal y como escribió Guillermo Leal para Aplausos: “Ponce terminó por cuajar una faena a un extraordinario toro de San José de nombre Notario, con el cual ejecutó muletazos templadísimos, larguísimos en redondo…destacando los cambios de manos que fueron una dulzura”. Lucas Pérez lo contaba así en el diario El Mundo: “Ponce consintió al toro para hacerlo embestir al ralentí y completar así series por ambas manos de gran magisterio que pusieron pronto en pie a los tendidos. Ponce soñó el toreo verdadero abandonando su cuerpo en muletazos infinitos con un desmayo y una belleza estética fuera de lo común. Con la plaza enloquecida, el valenciano enlazó con la rodilla flexionada varios circulares inspiradísimos que terminaron por convertir a la plaza en un auténtico manicomio. Un estoconazo fue el colofón perfecto de una obra de arte para la que se solicitaron y concedieron los máximos trofeos”.
Al finalizar la corrida, un exultante Enrique Ponce declaraba: “Esto no lo podía ni soñar. ¡Qué bonito es esto! Esto es el toreo, esto es sentirse torero. He vuelto a vivir otra tarde de sentimientos indescriptibles en esta plaza. Ha sido una faena en la que me he abandonado, he podido torear despacio y me he gustado”.
El 18 enero de 2015, alternando con Emiliano Gamero, Juan Pablo Sánchez y Juan Pablo LLaguno, Enrique Ponce cuajó una faena redonda a Liberador, de Teófilo Gómez, un toro rajado y desclasado al que el torero de Chiva fue haciendo poco a poco para acabar toreándolo a placer en un conjunto largo y que se vivió con mucha pasión en los tendidos. Cortó las dos orejas y salió a hombros de la plaza. Al año siguiente, el 21 de febrero de 2016, alternó con Pablo Hermoso de Mendoza, Fermín Rivera y El Payo, en la lidia de toros de Teófilo Gómez, y el de Chiva fue sacado a hombros por la puerta grande con una sola oreja después de impartir su enésima lección.
La fecha del 4 de febrero de 2017 será recordada como una de las más grandes de la historia del toreo en esta plaza. La emoción por un maestro que se va y el éxtasis por la cumbre de otro. Zotoluco y Ponce. Ambos engrandecieron la tauromaquia. “Mi tarde más importante en México”, confesaba Ponce una vez desconsolado por pinchar una faena de rabo. Tal y como contamos en Aplausos: “Tras brindar a Zotoluco, comenzó a esculpir una obra maestra con una naturalidad y elegancia notables. Tuvo nobleza y calidad Venadito, de Fernando de la Mora, y Ponce lo toreó con parsimonia y temple, acariciando sus embestidas. Cortó las dos orejas”. Con el cuarto, nueva sinfonía poncista. Ni de salón se torea más despacio ni más relajado. En esta faena, se olvidó Ponce de su cuerpo, toreó con el alma y abandonando; lo dejó todo en manos del sentimiento. Si sería grande lo realizado, que después de ocho pinchazos el maestro fue obligado a dar la vuelta al ruedo, una de esas que no se olvidan. Esa misma temporada, el 4 de diciembre cortó dos orejas a un sobrero de regalo de Teófilo Gómez -también se le pidió el rabo-, en presencia de El Payo y JoselitoAdame.
Su última puerta grande en esta plaza data del 5 de febrero de 2019, cuando en la corrida del Aniversario cortó dos orejas, alternando con Luis David y Sergio Flores. Finalmente, su última comparecencia en esta plaza fue el 3 de febrero de 2020, cuando con toros de Fernando de la Mora, alternó con José Mauricio y Joselito Adame, cortando una oreja con fuerte petición de la segunda.
Ha sido padrino de grandes toreros como: Joselito Adame, Diego Silveti, Juan Pablo Llaguno (hijo), Pablo Aguado, Alejandro Adame -confirmación este 5 de febrero-.
A lo largo de su trayectoria en La México, Ponce ha protagonizado memorables mano a mano con figuras como: Eulalio López “Zotoluco” -dos ocasiones-, Manolo Mejía o Eloy Cavazos.
Las ganaderías que más ha lidiado en la Plaza México son: Teófilo Gómez (21 toros), Xajay (15 toros), Fernando de la Mora (11 toros), San Miguel de Mimiahuapam (8 toros) y San José (7 toros).
En la historia de La México ocupa el cuarto lugar con más faenas de dos orejas (16).
Fuente: Humberto Ruiz Prado, de Bibliófilos Taurinos de México A.C.