Enrique Ponce firmó frente al cuarto en Zaragoza una verdadera obra de arte. Un faenón que el propio torero valenciano resumía de esta manera en los micrófonos de nuestros compañeros de Toros TV: “Todavía estoy caliente por haber pinchado al toro, he entrado bien a matar, muy derecho, pero me he topado con hueso las tres veces. Ha sido una de esas faenas mágicas, el toro al principio había que engancharlo y ha tenido el defecto de no humillar, sobre todo por el pitón derecho. Poco a poco lo he ido haciendo y he estado muy entregado, he puesto el alma en cada muletazo, ha sido una de esas faenas bonitas”. ¿Faena de rabo? “Yo creo que me lo hubieran pedido si lo mato”.
Enrique Ponce aprovechó su intervención para hacer balance de la temporada. “Ha sido un año feliz rematado con una faena como esta… no puedo pedir más”. Y añadió: “Quiero dedicar mi temporada a un torero que dio su vida: Víctor Barrio. Él dejó de manifiesto lo que es el toreo, su dureza y entregó su vida por una pasión. Debería caerles la cara de vergüenza a esos antitaurinos que escupen como lo hacen. No son humanos, son bestias”.
El valenciano fue preguntado por dos pasajes de su faena: los muletazos cambiando la bamba por el envés de la muleta, “todavía no le he puesto nombre, es de esas cosas que surgen en el campo, a decir verdad me he inspirado en mi compadre Javier Conde que lo hacía mucho en el pase de pecho y yo lo hago al natural pero con la muleta arrastrada para que caiga con su peso y que el toro la coja… el toro también tiene que responder”; y luego sobre los muletazos de final de faena: “Esos sí que tienen nombre, les he puesto “palomita” por mi mujer, mi hija y mi suegra”.