LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN

Un épico Román y un torero Zulueta triunfan con una buena novillada de Núñez de Tarifa

Juan Luis Adrada
jueves 18 de julio de 2024
Manuel Román fue prendido feamente por el abdomen y cayó semi inconsciente; luego salió de la enfermería para cortar dos orejas; otras dos paseó Javier Zulueta, torerísimo en una brava novillada

Interesante y buena novillada de Núñez de Tarifa que puso en bandeja lo indispensable en el toreo: la condición del ganado, para que los novilleros sacasen todo lo que llevan dentro: su forma de entender la tauromaquia. Un épico Manuel Román y un torero Zulueta abrieron la puerta grande en la primera de La Línea tras cortar dos orejas cada uno. Una tarde que bien pudo duplicar las orejas si en la primera mitad hubieran andado finos con la espada. Cristian González pudo irse también a hombros.

Como ya ocurriera en la referida tarde de marzo en la que Manuel Román actuó en el coso linense, en el cuarto salió con otro aire más al ataque el novillero y coincidió con un novillo jabonero que también tuvo mucho que torear. Brindó a un habitual de su cuadrilla, José María Soler, que continúa lesionado y por ello venía acompañando de paisano al torero. Sobrado de recursos y confianza, Manuel fue tejiendo faena hasta que fue prendido feamente por el abdomen y cayó semi inconsciente al albero. Tras unos inciertos minutos con el torero en la enfermería, y Zulueta preparado para hacerse cargo, Román hizo aparición en el ruedo sin aparente daño y sin chaquetilla para continuar. Puso toda la carne en el asador apurando lo que le quedaba al novillo, ya más rajado pero manteniendo la buena embestida, y con un público entregado cortó, al fin, las dos primeras orejas de la tarde.

Abría plaza el menudo cordobés Manuel Román y lo hizo ante un novillo noble pero falto de chispa, si bien sirvió más por el lado derecho y bastante más deslucido por el izquierdo. De embestida suavona aunque algo desentendida de los trastos, Román anduvo con sobrada facilidad con él. Brilló en dos series por el lado bueno, el derecho, por el que tiró con temple de las embestidas alargándolas y luciendo tanto técnica como estéticamente. Previamente, había recibido el novillo dos puyazos sin poner en suerte además de pegarse un costalazo que, suponemos, mermó sus facultades aunque no abrió la boca en toda la faena. Dos pinchazos le dejaron sin la posibilidad de tocar pelo a Román en este primero a pesar de que hubo petición.

Zulueta respira torería. En el quinto fue otro derroche; y eso que la embestida, siendo buena, tenía sus teclas que tocar. Encontró rápido la clave Javier, dar con tempo y temple para hacer valer la condición del novilllo. De lo contrario, la faena se habría convertido en un cúmulo de enganchones y cabezazos. Hay cualidades innatas, y la despaciosidad con la que hace las cosas este novillero lo es. No se descompone ni pierde esa seña de torero en ningún momento, a lo que hay que sumar su forma de torear, caracterizada por ese pellizco que cala pronto en el aficionado. Mantuvo el buen aire de la faena por ambos pitones aún cuando se iba apagando el melocotón que hizo quinto. Esta vez sí, estocada y dos orejas para el sevillano. La faena se la brindó a David Galván, presente en los tendidos.

El sevillano Javier Zulueta venía con el runrún oportuno para la afición local y no defraudó, incluso sorprendió a más de un ocupante de los tendidos. Un despliegue de suavidad desde que se abrió de capote toreando a la verónica meciendo muñecas y que encontró continuidad con la muleta ante un novillo con más presencia -aunque menos cara- que el anterior que tuvo suavidad y clase en su embestida pero apuntando constantemente a tablas. Mucho saber tuvo Zulueta en su hacer ganándole la acción al novillo y dejándole la muleta en la cara para ligar las series. Todo lo supo envolver de buena torería y, en consecuencia, llegó mucho a los tendidos. También el sevillano malogró con la espada una labor que pudo ser de dos orejas. Saludó una ovación.

Aguaclara tuvo un son distinto a sus hermanos. Una embestida alegre, enrazada, clara y fija por abajo a la que Cristian González supo acoplarse llevando largo y por abajo su muleta con el suficiente temple como para no dejarse tocar las telas. Obligando al novillo en unos, y gustándose más en otros, así fueron los muletazos del joven novillero que cerró una buena labor pero que, será por seguir la senda de los compañeros, se dejó también con la espada un triunfo casi garantizado. Sigue siendo la espada el punto débil con mayúsculas para muchos. Palmas tras aviso.

No es que fuera el garbanzo negro, pero el que cerró plaza puso bastantes más dificultades en el albero. Reservón y apretando horrores para dentro (que le pregunten a los banderilleros) hizo que su lidiador, Cristian González, centrase toda su atención en sus características. Le hizo las cosas bien, teniendo en cuenta que lleva el rodaje justo, pero dominó los principales factores: no dejarse enganchar, desplazar la embestida y fijarla con los toques. Con todo esto, no tuvo mala condición el novillo, de hecho sirvió. Lo que se dice hacer las cosas bien. Puso leña el novillero, se arrebató sin dejarse nada. Certero también con la espada pero se puso duro de patas el novillo y se alargó la cosa hasta los dos avisos, quedando todo el esfuerzo en ovación como cierre.

La Línea de la Concepción (Cádiz). Jueves, 18 de julio de 2024. Primera de feria. Novillos de Núñez de Tarifa. Nobles y bravos. Muy buenos tercero y quinto. El sexto, el más áspero. Manuel Román, ovación con saludos tras petición y dos orejas; Javier Zulueta, ovación con saludos tras aviso y leve petición, y dos orejas; y Cristian González, palmas tras aviso y ovación con saludos tras dos avisos. Entrada: Casi un tercio.

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