La crisis va a comportar una purga, una criba, un reajuste y una revisión. Éste de 2010 no está siendo el primer año de crisis en el negocio taurino sino el segundo y probablemente no el último sino el penúltimo. La crisis no es de ganado ni de ganaderos. Un ejemplo elocuente: en la primera mitad de la Semana Grande de San Sebastián, espaciada este año en dos entregas, habían embestido veinte toros de los veinticuatro jugados.
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