(Foto: Arjona)La novillada de Espartaco tuvo ejemplares de éxito, pero el fallo a espadas impidió triunfo mayor de una terna en la que también destacó la voluntad de Casares y el toreo al natural de Esaú Fernández.
Luis Miguel Casares en su primer turno, con un animal deslucido, puso todo de su parte pero la faena no llegó a levantar el vuelo. Al otro, de buenas hechuras, le presentó pronto la muleta en los medios pero fue cuando volvió al tercio cuando ligó los mejores muletazos, largos y templados por los dos pitones, que pusieron la música a sonar. En ese terreno el novillo descubrió poseer una excelente clase y Casares epilogó su labor con unos circulares y una buena estocada que necesitó de un golpe de verduguillo. Gustó en su presentación en la Maestranza Cristian Escribano, con una labor templada, sobre todo por el pitón derecho, que inició en los medios con varios pases cambiados por la espalda. Llegó a sonar la música durante la faena, que decayó en el toreo al natural pero que volvió a remontar en su parte final. Tras una estocada demasiado baja dio la primera vuelta al ruedo de la feria. Volvió a demostrar con su segundo que tiene oficio y maneras ante un toro que tuvo movilidad aunque una embestida algo descompasada. El joven Escribano toreó con mucha firmeza por ambos pitones. Con la espada no estuvo acertado. Buena la sensación que dejó este torero en Sevilla. El camero Esaú Fernández se las vio en primer lugar con un novillo noble pero al que le faltó transmitir en la muleta. Lo mejor de su actuación llegó en varios remates por bajo que fueron muy jaleados. En su segundo, un novillo de buena condición, destacó toreando al natural. Esaú le bajó la mano y los muletazos surgieron con profundidad. Falló a espadas y se le esfumó la opción de triunfo. Novillos de Espartaco, bien presentados y de juego variado. Destacaron segundo y cuarto. LUIS MIGUEL CASARES: Silencio en su lote; CRISTIAN ESCRIBANO: Vuelta al ruedo y silencio; ESAÚ FERNÁNDEZ: Ovación y palmas de despedida. Entrada: Media plaza.
