Sucedió durante el último tercio del tercero de la tarde en Huesca. Le había tocado a Jorge Isiegas un toro de Antonio Bañuelos de poco fondo y escaso de fuerzas, no le importó al aragonés que, tras intentar realizar una faena lucida y ver que no era posible, decidió apostar por la espectacularidad. Se tiró a matar sin muleta y salió de la suerte prendido, afortunadamente sin consecuencias.