López Chaves, tras su cogida en Barcelona
Antes de ser herido, el salmantino gustó a la afición catalana. (Foto: Álava)Antes de ser herido, el salmantino gustó a la afición catalana. (Foto: Álava)

“Estoy dispuesto a derramar sangre para recuperar mi sitio”

David Guillén
sábado 04 de septiembre de 2010

Domingo López Chaves se recupera satisfactoriamente del percance sufrido el domingo en La Monumental. Tras ser intervenido por el doctor Sierra de una cornada en el glúteo y una pequeña fractura en el hombro derecho, el diestro fue trasladado a la Clínica del Remei de la capital catalana desde donde ha atendido a APLAUSOS.

El de Ledesma resultó prendido por el cuarto toro de la tarde, un ejemplar de Antonio San Román, cuando estaba a punto de abrir la puerta grande. Ahora sólo piensa en volver a vestirse de luces. Lo encontramos animado en compañía de los suyos. ”Me encuentro bien, aunque con los dolores típicos, además la herida está en un lugar muy molesto”, explica el torero, que en todo momento fue consciente de la magnitud de la cogida “noté perfectamente cómo el pitón penetraba y me desgarraba. En cuanto al hombro la verdad es que no podía ni aguantar la espada. Saque fuerzas, yo creo que me vinieron de ‘arriba’ y  me ayudaron a entrar a matar, hasta que conseguí meter la espada”.

Ahora deberá estar unas tres semanas de baja, sobre todo debido a una pequeña fractura en el hombro “es el tiempo que me ha recomendado el Dr. Sierra,  al que estoy enormemente agradecido y desde aquí le mando un abrazo. Fue mi Ángel de la Guarda”. Como buen torero, es consciente que las cornadas son parte de la profesión y además “tienen que existir, para que nos tengan en cuenta. Que sepan que esto es de ley que es de verdad que nos jugamos la vida”.

Las cornadas siempre son inoportunas, pero ésta llegó cuando el salmantino tenía en sus manos la puerta grande de la Monumental. Había cortado una oreja de peso al primero de la tarde y comenzaba a formar un lío con el cuarto: ”Fue una pena porque el toro era de cara o cruz. Sabía que por ese pitón (el izquierdo) el animal se metía más. Los dos primeros muletazos los tomó bien, yo le puse la muleta ahí y él se metió por dentro y ya fue cuando me atrapó, con la mala surte que me metió el pitón”, se lamenta el diestro que matiza: “Yo creo que la  faena fue emocionante y vibrante, el público se metió ya en las primeras tandas que le pegué y cuando notas a la gente que está puesta contigo, te vienes más arriba, empiezas a coger confianza”.

López Chaves protagonizó tal actuación que pese a fallar con la espada varias veces, el tendido sacó los pañuelos pidiendo la oreja. “Es emocionante que después de cinco o seis veces de intentos, el público saque los pañuelos pidiendo trofeos. En esos momentos, de verdad que la oreja me da igual. Me quedo con el gusto y el sabor de la gente gritando emocionada ‘torero torero’,  fue muy emotivo para mí”. El diestro no pasó por alto, el difícil momento que está viviendo la afición catalana: “Después de leer y ver todas las cosas bonitas que han pasado en esta plaza, de la historia que tiene, hacer mi posible último paseíllo aquí, la verdad es que venía con enormes ganas. Sobre todo, dejar el nombre mío como un granito de arena de la historia de esta plaza y creo que lo he conseguido”.

A partir de este momento López Chaves está seguro de que habrá “un antes y un después” de su actuación en Barcelona… “Lucho por estar donde dejé de estar y soy consciente de que esto va costar mucho sufrimiento y sangre, pero voy a apostar por ello. Teniendo en cuenta eso, con ilusión, fe y ganas, yo creo que tarde o temprano vendrá”, concluye.

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