La crónica de nuestro compañero Filiberto Mira comenzaba con el lamentable suceso protagonizado por el apoderado de Jesulín de Ubrique en el sexto toro: “Tras el brindis de Jesulín a su equipo, cogió el apoderado don Manuel Morilla una muleta y se dirigió al astado con intención de darle unos muletazos. Como está mal de las piernas, al segundo pase se cayó contra el estribo y afortunadamente se escapó de un percance que podría haber sido trágico. ¡Algo incomprensible!”. Parece ser que Jesulín en tono de broma, al realizar el brindis, le insinuó al apoderado el mucho dinero ganado por éste sin dar un pase.
La Delegación del Gobierno de la provincia de Cádiz abrió un expediente informativo para sancionar al matador de toros y a su apoderado, y finalmente el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía confirmó la sanción impuesta por una cantidad de veinte millones de pesetas.
Tras este incidente, Filiberto Mira elogiaba la gran temporada de Jesús Janeiro: “Rotunda verdad la de Jesulín en esta temporada de 1994, en que superó todas las cumbres que se pueden soñar. Las ha superado con la majeza de su verticalidad, el asombro de su temple, la firmeza de su seguridad lidiadora y ante todo, que no le ha fallado el valor ni una sola tarde, jugándose la vida con la entrega absoluta en las plazas de primera, en las de segunda, en las de tercera y en las portátiles. Su campaña, pese a fallarle el éxito en Madrid, ha desorientado a no pocos críticos y a muchos de sus compañeros”.
En Sanlúcar triunfó en los siete toros: “En el primero se embraguetó con él con mucha arrogancia. En su segundo, decidió sacarlo a los medios donde ligó una faena melodiosa, matando de gran estocada. Del tercero destacó su lancear por verónicas y extraordinarias chicuelinas. Emoción en su faena al cuarto, que fue a más en el último tercio, siendo aclamado por el público. El quinto se rajó pronto, y aliñó siendo ovacionado. En el sexto, donde ocurrió el lamentable suceso del apoderado, destacaron unos naturales de bella factura. Finalmente en el extraordinario séptimo, se lució con un formidable toro, que tras ligada faena y enorme volapié, fue premiado con las dos orejas y el rabo”.
Lleno en la plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. Se lidiaron siete astados de Jandilla, Núñez del Cuvillo, El Torero, Torrealta, Santiago Domecq, El Torero y Torrealta, de juego aceptable, destacando el séptimo de la ganadería de Torrealta, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Jesulín de Ubrique, que actúo como único espada, oreja con petición de la segunda, dos orejas, oreja con petición de la segunda, dos orejas, palmas, una oreja y dos orejas y rabo con apoteósica salida en hombros.
