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Jandilla: sobre la senda de Leguleyo

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Jandilla: sobre la senda de Leguleyo

Don Tello, la finca ganadera donde se crían los toros de Jandilla, está deslumbrante. El agua, generosa en una otoñada como hacía años que no se veía por estos lares, le ha dado viveza al campo en un invierno fructuoso en pasto. En esta época la dehesa extremeña es un auténtico deleite y uno se reafirma en los motivos que llevaron al siempre recordado Borja Domecq Solís a cambiar su Jerez del alma por tierras pacenses.

En pleno estallido de la naturaleza, el toro bravo. La camada de saca está ya perfectamente separada por sus destinos en cada uno de los cercados independientes, de tamaño reducido, que cada año acogen los toros que se van a lidiar. A modo de escaparate, se aprecia con claridad lo parejo que está cada encierro en función de su destino. Allí están las corridas preparadas para Valencia, Arnedo, Sevilla, Pamplona, Jerez, El Puerto, Roquetas, Albacete, Nimes, Beziers, Arles… y alguna más. Lujo y categoría. Entre once y doce corridas de toros que se lidiarán en prácticamente las mismas plazas que el año pasado. Y solo una novillada picada, pues Borja Domecq asegura que criar un utrero es inviable, resulta muy complicado, por los gastos que supone, defender económicamente una novillada. De ahí que “limpie” las camadas con erales, lidiando de cuatro a cinco festejos sin picadores cada año.

En uno de los cercados se encuentran los toros que descorcharán la temporada de Jandilla, los reseñados para la Feria de Fallas, que serán lidiados este domingo 16 de marzo por Manzanares, Roca Rey y Tomás Rufo, uno de los grandes carteles del abono. Valencia siempre ha sido una plaza muy de Jandilla, donde los éxitos le han dado el crédito para seguir anunciándose año tras año. “A esa tierra siempre va uno con mucha ilusión y responsabilidad a la vez”, comenta Borja Domecq Noguera, que añade: “Valencia es una plaza que se nos ha dado bien y donde tenemos recuerdos muy bonitos. Es una tierra muy especial para Jandilla. Con la Feria de Fallas comienza la temporada después de unos meses de tranquilidad, es la primera plaza de primera”.

“La de Valencia es una corrida pesona y con las caras valencianas, es decir, con las caras menos cerradas. Es una plaza complicada en el reconocimiento”

En esta ocasión, Jandilla regresa con el recuerdo de Leguleyo, toro bravo donde los haya que acaparó todos los premios en 2024. Leguleyo, para el que hubo fuerte petición de indulto, mereció que le perdonaran la vida. Fue un toro serio que reunió muchas virtudes que fue destapando dentro de un gran fondo de bravura: su ritmo, la viveza, la humillación, la profundidad… todo lo que sueña un ganadero. Borja tiene muy presente aquella tarde: “Fue muy emotivo todo, Leguleyo fue muy bravo y siempre a más, y se juntó con un gran torero. Tuvo esa bravura ordenada al embestir y Roca Rey pudo estar a gusto delante de él, además transmitió al público. Es uno de los toros que no se olvidan. Hubo una petición fuerte de indulto y luego pasó lo que pasó, en fin, que daría para escribir un libro y al final, mejor no hablar, porque si no… se enfada uno de nuevo”. Hay motivos para disgustarse. Ya pasó con Horroroso, otro jandilla de bandera al que Castella cuajó en las Fallas de 2019 y que el palco tampoco quiso indultar. “Fueron dos toros extraordinarios. Y por eso al final te sientes incomprendido y te produce tristeza, porque no puede ser de otra manera, contra eso no podemos hacer nada”.

EL INDULTO

El indulto es un tema que genera siempre discrepancias, pero no hay que negar que con este premio lo que se busca es preservar las características de un toro bravo que puede servir como semental en la ganadería. “A mí me hubiese gustado echar esos dos toros a las vacas. Es muy triste que ese gran trabajo de todo un equipo durante tantos años, apenas se valore, eso te hace sentirte incomprendido. Por eso estoy a favor de que la última decisión recaiga sobre el ganadero, porque al final es quien seguirá teniendo al toro en su casa, no en una persona que no tiene ningún conocimiento de la crianza de este animal ni tiene por qué tenerlo, porque no es su trabajo ni es su afición. No tiene sentido. Creo que el indulto tiene que ser del público, y si el público lo pide de forma mayoritaria y el ganadero y el torero están de acuerdo, habría que perdonarle la vida a ese animal”.

Borja Domecq admite que los toros indultados, en un porcentaje alto, sí han sido buenos sementales en Jandilla. “Es una prueba muy dura y el toro que se indulta tiene muchas papeletas para que pueda ser un buen semental. Si tuviéramos la suerte de perdonarle la vida a muchos toros en la plaza, creo que la selección iría mucho más rápida. En ese aspecto, hay algunos detractores del indulto que aseguran que cada vez que se indulta, es un fracaso del ganadero, porque ese toro se debía haber probado como semental en casa. Imagínate si yo todos los toros que me gustan los toreara en mi casa, entonces estaría engañando al público. En tu casa guardas un número reducido de toros cuando vas buscando sementales, pero hay otro número importante de toros con reata para poder padrear, que acaban en las plazas, que es donde tienen que acabar”.

Afortunadamente, las nuevas tecnologías obraron el milagro, a medias, de preservar la estirpe de Leguleyo gracias a la extracción de semen post mortem. Aunque Borja matiza que no es la solución más idónea, “salen pocas pajuelas de la extracción y eso no te garantiza nada, ese semental no puede marcar en una ganadería porque deja algo muy residual, así que no podemos hacer nada más, solo intentar que sigan saliendo toros así y alguno se indultará”.

Borja Domecq: “A Valencia siempre vamos con ilusión, es una plaza que se nos da bien, es una tierra muy especial”

La corrida reseñada para Valencia, retratada en estas páginas, enamora a cualquiera. Así la define su criador: “Es muy parecida a la de todos los años. Una corrida pesona, porque en esa plaza exigen que el toro pese, con las caras muy valencianas, como solemos decir nosotros en el argot, que significa que son toros que cierran menos la cara, porque en Valencia no gusta tanto el toro sevillano, como decimos nosotros, que cierra más la cara. Es una corrida en la línea de lo que tiene que salir en Valencia y yo creo que no debería tener problemas en el reconocimiento, a pesar de que es una plaza complicada en ese aspecto”.

PUNTO Y SEGUIDO

No es fácil distinguir en Jandilla si Borja Domecq hijo ha dejado su huella. Quizás ese sea el éxito de Borja, que ha logrado mantener el nivel de esta ganadería sin bajarla de ese estatus que la posiciona en los carteles de las figuras de las principales ferias, corroborando así que es igual de buen ganadero que su padre. Asegura que todavía es pronto para reconocer y valorar su labor, pues los éxitos y la regularidad de Jandilla “es consecuencia del trabajo de toda la vida de mi padre. Él me dejó una ganadería en un momento excepcional y estamos recogiendo todos los frutos de su esfuerzo. Creo que quizá, cuando pasen otros ocho o diez años más, ya podremos hablar de si mis decisiones han sido más o menos acertadas. Nuestro trabajo consiste en evolucionar y en poner nuestro granito de arena para que la ganadería sea mejor, pero eso es algo que va muy lentamente”, expone. Eso sí, la memoria del padre está presente en Jandilla cada día. “Es el artífice de todo esto y se le echa de menos. Cada vez que embiste una vaca en el campo o un toro en la plaza, me acuerdo de él”.

En cuanto a la evolución del toro, sobre todo de su manera de embestir, Borja profundiza en determinados aspectos que están relacionados con el público y el torero. “Es evidente que en la actualidad se exige un toro que ponga un punto más de transmisión, un punto más de movilidad, pero como te decía antes con Leguleyo, esa movilidad tiene que venir acompañada de un orden y un ritmo porque si no, es muy complicada. Ten en cuenta que el público ha visto torear muy bien, entonces ya no se conforma con cualquier cosa, exigen que el toro que sale ahora permita al torero poderlo torear perfecto. El toreo no es otra cosa que una expresión cultural y tenemos que buscar un toro que permita al torero expresar un sentimiento”.

Ese punto de transmisión es una característica que siempre se buscó en Jandilla. Algo, tal y como expone Borja, muy difícil de lograr: “Es complicado encontrar ese punto de equilibrio que la gran mayoría de ganaderos buscamos entre la gran transmisión, que hay una parte del público que puede demandar, y la sensibilidad que otra gran parte del público quiere ver. Encontrar ese punto puede ser ideal, ¡pero es tan difícil…! En la ganadería muchas veces tenemos varios años muy buenos y después vienen un par de ellos que no lo son tanto, donde se baja un poquito el nivel, y luego vuelve a subir… es algo cíclico, pero lo importante a lo largo de la historia para las ganaderías es estar siempre ahí, con esa regularidad sostenida, con esas pequeñas oscilaciones, pero siempre arriba”.

En esa búsqueda por una manera de embestir muy concreta, el ganadero pone en valor las hechuras de los animales. Así lo explica: “La forma de embestir de los toros tiene mucho que ver con sus hechuras, por eso son tan importantes. Hace años que hemos conseguido afinar las hechuras, eso lo logró mi padre. El toro de Jandilla es un toro mucho más fino, con las caras mucho más estrechas, es un toro largo, un toro con buen cuello… yo creo que eso sí lo hemos conseguido y seguimos por ese mismo camino”. Es el camino del éxito del que Jandilla sigue sin apearse. El camino que les ha llevado a encontrarse con toros como Leguleyo, al que pretenden honrar estas Fallas.

Una base matriarcal

La pandemia obligó a Jandilla a reducir el número de vacas. De unas 540 se ha pasado a tener entre 400 y 430. “Creo que es un buen número, con menos de 400 vacas se te complica la cosa y empieza a ser muy difícil el tema de selección. Con esa base nos salen unas doce corridas de toros, que es el número que pretendemos lidiar”, afirma Borja Domecq. Para el ganadero, tener una buena base de vacas es lo que lleva a una ganadería al éxito sostenido. “Siempre he sido muy matriarcal en eso”, añade. “Y si tienes la suerte de que te tocan uno o dos sementales estrella, consigues dar un salto muy grande, pero lo que te hace tener una regularidad es una buena base de vacas”. En cuanto a los sementales, existe un sistema de rotación entre 35 y 40 toros disponibles. Además, Jandilla sigue intercambiándose sementales con otras dos ganaderías que nacieron de la suya: Fuente Ymbro y El Parralejo.

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Jorge Casals

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