Víctor Manuel García relataba para Aplausos esa tarde: "Javier Conde saludó al primero con templadas y compuestas verónicas. Tras recibir el doctorado, brindó a su padre. La faena tuvo como cualidad esencial la prestancia del malagueño, que con empaque singular muleteó al noble burel. Toreros los ayudados a pies juntos y formidable la estocada que le valió su primera oreja como matador".
Lo mejor vendría en el que cerraba plaza: "Tres partes esenciales en la faena: temple, quietud y arrebato. Cerró corrida el toro más descarado de pitones. Muy ofensivo y muy noble. Con pasmosa serenidad ligó Conde muletazos de antológica estética, con la franela baja, la mirada en el tendido, zapatillas enterradas y desplantes arrebatadores. Se levantó el público. Conde seguía toreando y transmitiendo al tendido sus emociones toreras. Temple, quietud y arrebato final a modo de saeta que rompe el aire. Mucha torería y una pasmosa serenidad para ser su primera corrida de toros. Le metió la mano en la cruz y se rompió la tarde en ovaciones. Dos orejas para un nuevo matador que tiene muchas saetas que cantar. Me inspiró el malagueño la sensación del cantaor que templa, serena y rompe su voz para llegar al alma del que lo contempla".
El padrino de la ceremonia fue El Niño de la Capea, que venía de cortar un rabo en la Plaza México en su despedida de los ruedos, en lo que sería su última corrida -pasados los años, no sería así, pues volvió a vestir de luces para confirmar la alternativa a su hijo en la Plaza México en 2004 y para celebrar el quincuagésimo aniversario de su alternativa en la plaza de toros de Guijuelo en 2022 con cerca de setenta años de edad-. Estuvo toda la tarde en torero: "A su primero lo templó y acabó sacando el escaso partido que tenía. De la misma forma demostró ante su segundo el porqué de la trayectoria profesional que le avala. Los naturales dando la barriga que dibujó fueron carteles de toros, de los de las grandes ferias. Una lástima que no tuviera su tarde con los aceros".
"El lote de Jesulín fue el peor de la corrida. Aun así, demostró sus cualidades ante el quinto, manso que se marchó a toriles, para que el de Ubrique se la jugó y consiguió arrancar largas tandas de increíble ligazón cortando una importante oreja".
Lleno en los tendidos de La Malagueta el Domingo de Resurección. Se lidiaron seis toros de Zalduendo, de irregular presentación y juego, siendo ovacionados los lidiados en primero y sexto lugar. El Niño de la Capea (ovacionado en ambos), Jesulín de Ubrique (aplausos y oreja) y Javier Conde, que tomó la alternativa, (oreja y dos orejas). El Niño de la Capea doctoró a Javier Conde con el toro Farolero, castaño de pelaje, marcado con el número 31 y de 532 kilos.
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