Juan Leal se la jugó sin fisuras con la de Palha el Domingo de Resurrección en Madrid. Dos volteretas y dos milagros. El primero, al recibir a portagayola al quinto, que se frenó en el embroque y el francés tuvo que correr de lateral librándose de milagro entre tarascadas. Y después, al entrarlo a matar sufriendo una espeluznante voltereta al volcarse en la suerte, sufriendo un fuerte zarandeo entre los pitones viajando su cuerpo por la chaquetilla en angustiososos momentos que se hicieron eternos.
Los milagros existen. Y Juan Leal, que después de jugársela con esa verdad en Las Ventas, y de buscarle las vueltas a un palha tan difícil, mereciendo una oreja, lo sabe. La secuencia fotográfica de ambas cogidas, en el objetivo de Iván de Andrés.