Los coloquios de la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña (UTYAC) son ya un clásico en el invierno taurino barcelonés. Si en enero ya fue un éxito la conferencia con Paco Ureña, la de este martes junto a Juan Ortega desbordó todas las expectativas
Todo empezó unas horas antes, en la Monumental, cerrada al toreo desde hace años pero que pudo disfrutar de las muñecas de Ortega durante unos minutos. El diestro sevillano pudo torear de salón, tanto con el capote como con la muleta, y según dijo más tarde “cumplir medio sueño”, el otro medio será hacerlo de luces y ante los tendidos llenos. Ojalá pueda ser algún día. Mientras tanto, los aficionados tenían una cita a las ocho de la tarde, en el emblemático y taurino Hotel Oriente de Las Ramblas, pues allí se cambiaron desde Gallito hasta El Cordobés, pasando por Manolete, cuando toreaban en Barcelona. En esta ocasión, aunque vestido de paisano, el protagonista fue Juan Ortega.
El salón principal del hotel se abarrotó, casi ciento cincuenta personas acudieron a la llamada del torero. Tras una breve presentación por parte del presidente de la entidad, Víctor Martín, y Joan Adell, moderador del acto, una ovación de gala recibió a Juan Ortega en el escenario. El coloquio se inició haciendo un repaso por la etapa como novillero de Ortega hasta su alternativa. Narró los sentimiento de aquella época y se detuvo con emotividad en la aparición del maestro Pepe Luis Vargas en su vida, del que dijo fue quien “me hizo mirar más hacia dentro y menos hacia fuera, él me enseñó el camino”.
Fue preguntado por sus formas delante de la cara del toro, su manera de interpretar el toreo, a lo que afirmó que “el toreo es un ejercicio del alma, para que salga natural lo tienes que hacer tuyo”. Se incidió en los tiempos que le marca al toro y esa obsesión por torear tan despacio. “Primero lo tienes que entrenar, luego hacerlo en el campo y después ser capaz de hacérselo a los toros… todo eso salió la tarde de Linares, es un día que recordaré toda mi vida”, comentó sobre la corrida que le puso en la línea de salida de las ferias, pese a que también había sentido algo parecido un tiempo antes: “Hubo una tarde en Cebreros que me marcó mucho, salió todo eso que busco, pero no tuvo repercusión”.
Durante la charla se desgranó su relación con Sevilla y Madrid, dos plazas claves en su carrera, y sobre la presencia en ambas ferias este año. Una curiosidad que llamó la atención del moderador fue la ausencia de reloj en la muñeca de Ortega, a lo que el torero dejó una frase que caló en los aficionados: “Yo al toreo no le pongo tiempo”.
Antes de cerrar el coloquio se habló del futuro, “dónde voy a llegar en el toreo no lo sé ni me lo planteo, yo sigo mi camino”, respondió el sevillano sobre su intención de marcar una época. Por último, y estando en Barcelona -ciudad taurina pero cerrada al toreo- no se podía dejar pasar por alto un anhelo taurómaco: “La Monumental es una de las plazas que me falta por torear y me encantaría hacerlo. Me da mucha pena cuando veo una plaza dejada y vacía”.
Cabe destacar que entre la multitud de asistentes se vieron rostros conocidos como el diestro francés Maxime Solera; el novillero catalán Mario Vilau, que pronunció unas palabras al inicio del acto tras presentarse el cartel de la novillada de Vinaroz del 5 de abril; el ganadero de bravo catalán Pedro Fumadó “Charnego”; autoridades como Alberto Tarrades, diputado del Parlament de Catalunya por Vox; o el jugador de hockey del F.C. Barcelona y la Selección Nacional, Ignacio Alabart.
Lleno hasta la bandera. Los salones del Hotel Oriente se han quedado pequeños para recibir a Juan Ortega. Empezamos. pic.twitter.com/S3mdbsXJYI
— UTYAC (@UTYACTOROS) February 11, 2025
