El cartel anunciador rinde homenaje a Ripollés.Castellón ha hecho oficial su Magdalena-2022 a la que ha sumado una novedosa cita por San Juan y San Pedro hasta compactar una de las ferias más extensas del calendario taurino, detalle que en los tiempos que corren hay que reconocer como muestra de valor empresarial. Y si hablamos de calidad la nota de los carteles castellonenses no se apea de las alturas salvo si parten de los gustos y/o intereses particulares. Están los que son, negarlo son ganas de enredar (afición perenne en este país) y están los que más cerca están de serlo y si acaso falta Ureña cuyas ausencias ya son preocupantes. Entre los primeros, Morante, Juli, Manzanares, Roca Rey y naturalmente De Justo, que viene a representar aquello de que el que resiste gana o el que tiene la moneda (la del valor o la del arte o la de la personalidad o alguna otra porque algo hay que tener) digo que el que la tiene la cambia que es lo que ha hecho este De Justo después de unos cuantos años de ser yunque (ahora por cierto no sería su mejor elección, la de querer ser martillo y caer en todo aquello que ayudó a frenarle y tanto se critica, el con este no y con aquel tampoco de las negociaciones, tan tóxico y tan frecuente en el toreo)… Y están los jóvenes emergentes, me alegro por ellos, sobre todo por Rufo, que representa la trayectoria más limpia y más directa desde la alternativa, en realidad lo que siempre fue cuando el acceso al toreo era más posible que no más fácil.
A la sombra del Micalet, hay indisimulado mosqueo; desde el Fadri, la torre más referencial de la Plana, se sienten gestos de satisfacción.
Y entre la crème actual, si no le gusta no la pida, hay algún otro nombre que no he nombrado a punto de caer en el pecado demasiado general de no tenerle en cuenta entre los grandes, el de Daniel Luque mismamente (culpa tiene él con tantas subidas y bajadas), que vive un momento de esplendor a pesar de lo cual le siguen manteniendo en cierto tipo de corridas, yo diría que a mucha honra por mucho que a él, lo entiendo, le gustaría mayor proximidad a los carteles que se llaman de figuras, estatus que a estas alturas nadie en su buen juicio duda que él lo es. En el reto de los victorinos comparece Miguel Ángel Perera, otra de las atracciones de la feria en tanto que se incorpora a un territorio inexplorado para él pero en el que se le adivinan grandes dotes. Si en la política despacho puede entenderse como un paso atrás en la realidad su decisión podría convertirse en un gran impulso. Luego la feria y su música se irá hasta junio con más figuras y los miuras ¡uf, que miedo! Y por todo ello hay que convenir que la Magdalena ha tomado la alternativa en el circuito de las grandes ferias.
Que la corrida de rejones la hayan suplementado con los toros de Adolfo Martín ha sido como endurecer su argumento que en los últimos años había transitado demasiado cerca de la amabilidad y la exhibición de la parte ecuestre en busca del más difícil todavía y en detrimento en muchas ocasiones del toro y la emoción. Ante esa situación, lo de los adolfos en Castellón es un toque de atención que llega cuando el interés por la especialidad languidecía tras haber alcanzado cimas inimaginables. Es como un grito ¡y ahora con los adolfos, también!
Si alguna laguna tiene el abono es la falta de una novillada picada, queja contraargumentada con los dos festejos sin caballos que se anuncian. Por este año y por vez primera la Magdalena le ha echado la delantera a las Fallas. A la sombra del Micalet, hay indisimulado mosqueo; desde el Fadri, la torre más referencial de la Plana, se sienten gestos de satisfacción.
