Vuelve la esperanza, que en este país es lo último que nos mantiene. Y vuelve porque si este año de gracia tuviera un respiro, y retornara la perdida normalidad, aquí podríamos ya soñar con el futuro. Y a eso vamos. Otra temporada sin vino y rosas sería la puntilla, pero la puntilla de lo poco que va quedando. Y ese es el tema. Afición hay, toreros hay, novilleros hay, empresarios hay, plazas hay. Pero la madre del cordero va a estar en el retorno real de la Fiesta.
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