EL APUNTE

La Quinta: bravura superlativa, emoción y verdad

Jorge Casals
miércoles 19 de marzo de 2025
La corrida en sí fue todo un escaparate de modos de embestir. Desde la mantecosa humillación del primero hasta el manso sexto, salió de todo, unos para mantener viva la crudeza de este arte, otros para hacerlo bello.

¡Corridón de toros de La Quinta! Los toros de la familia Martínez Conradi llenaron de emoción el ruedo de Valencia, incendiaron las Fallas el mismo día de la cremà. La intensidad con la que se vivió una tarde de toros así y el suspense que se mantuvo en todo momento fue gracias al gran protagonista de la Fiesta: el toro. No se olviden: sin la emoción de este animal, sin que aflore la casta que mantenga el interés, la tauromaquia pierde toda su esencia. El rey estuvo en el tendido… y en el ruedo. Corrida a prueba de infarto.

No era la ganadería favorita de los toreros para esta feria en el momento de las negociaciones, y al final, quedó como última opción para dos toreros que tuvieron que enfrentarse en mano a mano tras no ser invitados a sentarse en la mesa de las figuras. La ningunearon en Sevilla hasta que, de manera inaudita, los ganaderos tomaron la decisión de no anunciarse en la feria. El órdago estaba lanzado, era la reivindicación de una ganadería que, por méritos propios, por historia, por su valor genético, merecía mejor trato. Y como pasa en este mundo, donde mejor se habla es en el ruedo, y así lo hicieron los buendías de Conradi en Valencia.

La corrida en sí fue todo un escaparate de modos de embestir. Desde la mantecosa humillación del primero hasta el manso sexto, salió de todo, unos para mantener viva la crudeza de este arte, otros para hacerlo bello.

El quinto fue el toro de la tarde y de la feria. Completo de principio a fin, que sacó fondo tras la dura pelea del segundo tercio, que fue todo un espectáculo. ¡Qué bien Puchano en dos varas perfectas! Acudía presto al cite, con franqueza, eso sí, no quería duda alguna, exigía mando y el toreo por abajo, que es donde responden los bravos. La fijeza como virtud principal, repitiendo incansable con una profundidad exquisita. Hasta su muerte, una estampa de Benlliure, fue bonita, con la boca cerrada y vendiéndola cara hasta el final. El destino se lo tenía guardado para Borja, pero… su primer toro, un satanás al que tapó todos sus defectos con una ambición desmedida, lo mandó al hule.

Medía este toro siempre, sin ir fijo en la muleta. Borja tenía que tocarlo con determinación para embarcarlo. ¡Jaa! Y aguantarle la embestida incierta, sin saber si el toro elegiría a la tela escarlata o al rubio torero. Toro de los que exigen y ponen a prueba. ¡Vamos a ver si has entrenado este invierno! Y luego se mascó la tragedia.

El corazón siguió encogido con la faena de Román al encastado cuarto, otro de los toros de la tarde. Aunque tardeaba, cuando cogía el engaño era un torrente de emoción. Toro importante, que mantuvo al público pendiente de principio a fin. La fiereza por bandera, casi montaraz. La viveza en los ojos asustaba. El miedo llegaba al tendido y se palpaba. El valor de Román afloró de nuevo, firme, maduro, comprometido… Toda la tarde fue así.

No hay que olvidarse de la calidad del primero, que también exigía una precisión que no siempre le administró el torero valenciano por el viento; y del son del engatillado tercero, un toro que enseñaba las palas, y que embistió con una categoría superlativa.

Por si alguien se quedó con ganas, el domingo más cárdenos. Esta vez, en Castellón.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando