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La temporada en cifras: Roca Rey lideró el año

Que el toreo no es ciencia exacta ni mucho menos una cuestión de guarismos es tan cierto como la belleza de la Maestranza o la armonía del coso de la calle Xàtiva. La excelencia en el toreo se transmite por la vía de las emociones, que se pueden generar por múltiples realidades: por la estética, por el arrojo, por la sorpresa, incluso por las connotaciones sociales, si un determinado espada está en tu entorno o representa valores que son tuyos lo haces tuyo y al revés… Por todo lo mentado o por otras muchas circunstancias resulta que sin proponértelo, dicho en términos coloquiales, te pellizcan el alma, el corazón, las entrañas, se te coge a la garganta como el buen vino… díganle como quieran y como consecuencia te ganan así toree más o toree menos. Pero por muy verdad que sea todo lo anterior, que lo es, los números, el torear más o torear menos tiene su lectura, sus motivos y hasta su meritocracia.

Nadie torea mucho por nada y por eso las revistas especializadas publican las tablas numéricas en las que se ordenan los diestros por número de corridas toreadas y trofeos conquistados, y los propios diestros suelen presumir de ello cuando consideran que hay motivos de los guarismos finales. Ha encabezado el escalafón, ha superado la barrera de las cien corridas, se decía -bueno, eso son cifras de otros tiempos-, o te echan un porrón de orejas y trofeos encima de la mesa del debate y te recalcan las orejas son goles, adagio que aun siendo cierto no deja de ser un horror sobre todo en su expresión, goles, goles… ¡qué horror!

Juan Ortega es el primero de los considerados como toreros artistas en las alturas del escalafón

Este año el liderazgo es para Roca Rey, que presenta números apabullantes consecuencia directa de su arrojo y su capacidad de conexión con los públicos. Está en un momento clave de su carrera, una encrucijada de la que no escapó nunca nadie: a medida que va decreciendo su grado de novedad y sorprende menos, va subiendo el grado de exigencia. Esa es la batalla que le toca librar ahora. En compensación mantiene muy abiertos los canales de comunicación más allá de los ambientes de los aficionados. Roca, que mantiene una regularidad en el éxito muy esclarecedora -70 corridas y 128 orejas-, logra interesar en los medios no taurinos y eso es un plus necesario para él y para el toreo en general que le convierte en el más taquillero del momento y en consecuencia en el torero al que primero llaman los empresarios para montar las ferias y a partir de ahí se preocupan del resto.

Las muchas virtudes de Luque no acaban de tener correlación con su estatus: vale más de lo que se le cotiza.

El segundo puesto este año ha sido para Alejandro Talavante, torero singular que está volviendo a coger el tono que tuvo antes de su sorprendente retirada al finalizar la temporada de 2018. Desde que volvió a los ruedos en la campaña de 2022 cada año ha subido el número de corridas toreadas, de trofeos conquistados y de ajuste técnico/artístico. En plenitud, marca diferencias. Se trata de un activo necesario contra la uniformidad que nos invade.

Talavante ocupa el segundo puesto del escalafón. Foto: Arjona.

Los rescatados

Daniel Luque es el tercer hombre en un hipotético pódium. Es otro de los toreros que viene remontando en los últimos años. Torero muy completo, de depurada técnica y buenas formas. Llama la atención que todas sus virtudes, que son muchas, no acaben de tener correlación con su estatus. Se podría decir que vale más de lo que se le cotiza. Su entrada en la casa Lozano podría ser un buen antídoto que remedie esa circunstancia administrativa.

Les siguen un grupo de toreros importantes, aunque con una mácula muy generalizada, sus muchos años de alternativa, detalle que en realidad afecta a todo el escalafón en el que los mecanismos de renovación parecen anquilosados: Sebastián Castella, sin duda el mejor torero francés de la historia, sigue defendiendo su cartel con un valor frío que cuando se acopla con los toros le permite alcanzar temperaturas de máxima candencia. Juan Ortega es el primer torero de los considerados artistas que aparece en la cabeza del escalafón que no es territorio propicio para los de su género. Como cabe suponer su temporada ha tenido dientes de sierra, tardes de un toreo excepcional seguidas de otras muy corrientes o directamente decepcionantes, pero aun así vale la pena, es torero de culto ya con licencia para ciertas abstenciones. Manzanares es otro de los toreros de excelente clase con sitio en los primeros puestos. Sin ser su mejor temporada, su estar en la plaza, el crédito y sello adquiridos desde su aparición le mantienen en los lugares de honor.

Luque ha logrado el tercer puesto. Foto: Isabelle Dupin.

Vienen a continuación dos espadas recuperados de lo más profundo de los despachos, Borja Jiménez y Emilio de Justo. De no contar durante muchos años a remontar a los primeros puestos en una lección de constancia y resistencia, un prohibido rendirse llevado a las últimas consecuencias marca sus trayectorias. Borja ha sido la revelación de la temporada. Ha triunfado en las principales plazas, Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona, Bilbao… con un toreo que transmite frescura y emociones y acredita la solidez de su ascenso. Emilio de Justo sobrevivió al ostracismo primero y una cogida espeluznante posterior cuando más cerca tenía su consolidación. Su buen oficio y su determinación le mantienen en los primeros puestos.

Morante, en una temporada guadianesca sigue por encima del bien y el mal

Morante aparece en el puesto noveno. No hagan caso, lo suyo está definitivamente por encima de esas circunstancias, entiéndase del bien, del mal y de los números. Aún tengo la sensación de que toreó demasiado en una temporada guadianesca por motivos médicos que le obligaron a cortar y reaparecer en diversos momentos. En su recorrido esta vez aparece Santander como referencia. Y cierra esa decena de ases Miguel Ángel Perera, que ha cumplido una temporada de gran nivel en la que ha vencido al desgaste de los años y ha lucido como nunca una técnica poderosa casi casi de reloj suizo que le permite gestionar terrenos y distancias con una seguridad que incrementa la sensación de torero valiente.

Los jóvenes Navalón, Nek, Peñaranda… con el reto de renovar a los consagrado

Tras ellos aparecen grandes toreros que en cualquier momento pueden asaltar los palacios feriales: el sevillano Pablo Aguado, de exquisitas maneras; el castellano, muy sólido, Tomás Rufo; el atlético Escribano; el elegante Galván; Ginés Marín, que debe dar ya el salto definitivo; el ilustre veterano Curro Díaz, además de los recién alternativados, Nek, Navalón, Peñaranda, Jarocho….

LOS NOVILLEROS: EXCELENTE PROMOCIÓN 

La temporada trajo una buena cosecha de novilleros, en realidad muy buena a falta de que el tiempo que todo lo aclara diga la última palabra. El líder en número de festejos y de expectación ha sido el charro Marco Pérez, treinta y seis novilladas, todo un niño en su aspecto físico y un auténtico talento en el ruedo pese a no haber pisado las plazas de mayor responsabilidad que sus mentores han reservado para el año próximo para el que ya se habla incluso de alternativa. Junto a él aparecen los ya matadores Samuel Navalón, Nek Romero, Jarocho, Peñaranda y vienen con grandes expectativas para el año que viene Zulueta, Aarón Palacio, El Mene e incluso la novillera que triunfó recientemente en el festival de Vistalegre, Olga Casado.

REJONEADORES: MANDA DIEGO VENTURA 

Entre los rejoneadores sigue al frente de la especialidad el sevillano Diego Ventura con 47 festejos y 125 orejas, cifras apabullantes que reflejan su poderío. A su toreo espectacular ya hace tiempo que le añadió una perfección técnica que le confiere a su rejoneo categoría de toreo. Apurando sus últimos paseíllos el gran Pablo Hermoso de Mendoza, se queda, de momento, como rey único y con las ganas de haber competido directamente con el genial rejoneador navarro que nunca se vino en los últimos años a alternar directamente en los ruedos. En la actualidad, tras Diego aparecen Lea Vicens, que es mucho más que la cuota femenina, y Guillermo Hermoso de Mendoza, que resiste la siempre dura comparación con su progenitor. Andy Cartagena, Sebastián Fernández o Rui Fernandes son otros nombres de una especialidad que no vive su mejor momento en cuanto a aceptación ferial.

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La temporada en cifras: Roca Rey lideró el año

José Luis Benlloch

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